River clasificó ayer a los cuartos de final luego del empate sin goles ante Instituto, de Córdoba, pero acumuló más decepción porque sigue en deuda con su juego,

El club de Núñez, que hizo de local en la cancha de Independiente, terminó segundo en la zona A.

La falta de profundidad fue una característica, especialmente en el primer tiempo, donde generó situaciones pero no concreto.

Un cabezazo del chileno Paulo Díaz y un mano de Rondón con el arquero Roffo, que el venezolano definió mal. Y un remate de Casco que Lucas Rodríguez sacó al córner fueron las tres opciones de River en el primer tiempo.

Instituto sólo se animó con el remate de media distancia de Damián Puebla que Franco Armani contuvo en dos tiempos.

Demichelis realizó cambios para el segundo tiempo con las entradas de Facundo Colidio y Santiago Simón por Lanzini y Casco. La tendencia se mantuvo, pero ante un Instituto agazapado que tuvo una situación inmejorable con Adrián Martínez, quien se lo perdió de cara al arco.

River estuvo cerca del gol con el disparo de Barco que se desvió en Puebla y dio en el travesaño, pero a partir de ahí, Instituto se adelantó en campo, ya con Gabriel Graciani en cancha, quien exigió a Armani con un manotazo salvador en un remate cruzado y bajo.

En el tramo final, River amontonó nombres en ataque con los ingresos de Borja, Solari y Palavecino, pero nunca el encontró el camino. Los pases a los costados se hicieron moneda corriente y sus hinchas reclamaron por jugadas de cara al área.