Este 2012 está marcado por el desencanto en el pueblo de Sportivo Desamparados. Tras la euforia del 2011 y cuando parecía que la Primera B Nacional no les quedaba grande, el Puyutano se terminó quedando sin lugar en la Segunda División de Argentina por errores propios mas que méritos ajenos. Ese, tal vez sea el dolor más grande de todos. En el primer semestre, Desamparados era de B Nacional y arrancó con Ricardo Dillon como entrenador. Luego llegó el tiempo de Héctor Arzubialde pero la resultante fue la misma: el descenso. Recién se consumó en la fecha final y a pesar del triunfo 3-2 sobre un Rosario Central que llegaba con chances de ascenso. Ese descenso al Argentino A tendría sus consecuencias en Puyuta porque se precipitó un vacío dirigencial al que solo Carlos Lanusse le puso el pecho, mientras que el descalabro económico lo puso contra las cuerdas. Llegó Andrés Villafañe para rearmar el Sportivo del Argentino A, pero la receta del mendocino no tuvo los resultados esperados. Tanto, que no terminó el año al frente del equipo ya que renunció tras igualar como local ante Juventud Unida. Hoy está penúltimo en la Zona Sur, lejos de la clasificación y con peligro de permanencia. En pocos días, Osvaldo Ingrao comenzará su trabajo intentando darle otro perfil a un equipo que empezó el año en la Primera B Nacional pero ahora corre peligro incluso de irse al Argentino B. Demasiado costo por haber dejado pasar una chance histórica.