Los sueños no se terminan nunca. Menos en el mundo de Unión, donde todo siempre parece posible cuando el corazón empuja ese poquito más. Y esta tarde, a las 19, en un escenario de ensueño como lo es el Bicentenario, el Azul tendrá otra de esas citas con el destino que tanto lo apasionan cuando reciba a Gimnasia y Esgrima de Mendoza en la revancha de la Segunda Fase del Torneo Federal A. El desafío es uno solo: ganar. Primero por un gol y después por más para avanzar pero esa mínima ventaja con la que cuenta el equipo mendocino arma todo el partido desde lo táctico y desde lo anímico. En lo estratégico, estará en Unión encontrar la fórmula para poder romper el esquema que le propondrá Gimnasia cuidando su ventaja mientras que desde lo anímico, tendrá que tener el equipo de San Juan la templanza para no darse por vencido aún cuando no salgan las cosas. La paciencia jugará un papel protagónico en esta definición porque solo es un gol de desventaja pero no es sencillo conseguirlo.
Buscando los mejores caminos para poder desestabilizar el esquema del Lobo mendocino, Unión decidió regresar a las dimensiones del estadio del Bicentenario porque vio problemas en la reacción de Gimnasia en el complemento y la idea es explotarlo con mucha dinámica, gran velocidad y mucho movimiento de pelota. Así lo planificó el técnico Marcelo Laciar que decidió cambios en la formación, adaptándola a las urgencias que tendrá Unión. Volverá Alfredo Molina desde el comienzo para asociarlo a Hernán Muñoz que hizo una gran segunda parte en la ida en Mendoza, pero además se espera la evolución del capitán Federico Acevedo para hacerle lugar como socio del goleador Lisandro Sacripanti. Del otro lado, Gimnasia decidió cambiar también previendo mucha presión en Unión. Para eso, el técnico Sergio Arias optó por la salida de Ramiro Pereyra, un enganche, dándole lugar al Colo Maxi Montiveros como lateral izquierdo. Así, Gimnasia irá con línea de cuatro atrás, tres volantes, enganche y dos puntas.
Para Unión, es ahora o nunca. Un gol define su futuro.