Descuento. La Villa no la había pasado bien pero se hizo fuerte en esa adversidad y terminó ganandole a Colón cuando ya se moría el partido. Un triunfo que era clave para el equipo de Magallanes.


Sufriendo, en la agonía. Cuando todo parece imposible, en la Villa Obrera si se puede. Es que el equipo de Chimbas apeló una vez más a esa vieja mística que lo distingue por encima de muchos para sacar adelante un partido complejo, durísimo, que empezó perdiendo, que lo tuvo casi todo un tiempo con un jugador menos, pero así y todo, la Villa sacó pecho y en el tercer minuto de descuento, logró quitarle el invicto a Colón Junior, derrotándolo finalmente por 2-1 y reacomodando todo en las posiciones de la Zona A del Federal B. Le costó a Villa Obrera. Demasiado tal vez por ese arranque errático donde Colón fue más e incluso le sacó ventajas a los 18’ del primer tiempo cuando Facundo Reyes cumplió con la ley del ex para abrir el marcador en La Boutique. No reaccionaba Villa Obrera pero ratificando que no se equivocaron cuando lo llevaron, Matías González aprovechó la primera que tuvo para poner el 1-1 que tranquilizó algo al equipo de Magallanes y le permitió jugar en paridad de condiciones contra un Colón al que le costó absorber el impacto del empate. Todo empezó a ser parejo y pobre en este resto del primer tiempo.


En la segunda etapa, el paso en falso lo dio Villa Obrera porque a los 4’ se quedó con uno menos por la expulsión de Astudillo. Entonces, ya se complicó más la película y Colón intentó con cambios ofensivos hacer pesar esa diferencia. No lo consiguió porque perdió peso y juego y la Villa apostó a esa mística que lo potencia cuando peor la pasa y con uno menos, empezó a complicar al Merengue con las pelotas detenidas.

Esa constante se convirtió en problema sin solución para Colón que la pasó dos veces muy mal con un rebote que le quedó a Gaetán solito y el Chacha la cruzó afuera y después con un triple rebote tras otro centro que no despejaron bien. Le quedó el rebote a Soria, luego a González y por último a Gaetán que elevó su remate. Era el anticipo. Lo que le podía pasar a Colón si cometía esos mismos errores en defensa y Soria fue protagonista otra vez cuando ganó arriba pero cabeceó débil a las manos de Lucero. El tiempo se consumía el partido y Colón no encontraba los caminos para sacar alguna ventaja y llegaría el momento de Villa Obrera ya cuando estaban en el descuento. Mas le cometió infracción a Cortez sobre la derecha, llegó el centro y en el punto penal, Soria cabeceó con furia para obligar a una sensacional tapada de Lucero que contuvo a medias y le sirvió el rebote a Darío Aballay quien no perdonó. Así, sufriendo, en la agonía, la Villa festejó.
 


Una caldera

En Colón, las cosas estaban complicadas ya antes del partido y después de la derrota, los problemas con algunos jugadores que no pudieron estar a consideración del técnico, tendrán consecuencias. Laciar se sacó el vestuario y hasta les reclamó al plantel más compromiso, amenazando con irse.