La puerta principal abierta y las luces prendidas. Ni un solo signo de violencia en el interior y todos los artefactos intactos. Lo único extraño era ese cajón abierto del chifonier, de donde faltaban unas llaves, y la desaparición de 35.000 pesos que estaban escondidos en unas viejas carteras en el placard.

Con todo esto se encontró la comerciante Andrea Peláez (30) el miércoles a las 23.30, al regresar a su casa en uno de los callejones Dominguito del Barrio Smata, Capital. "Nunca me voy de vacaciones. A veces no me compro ropa y, lo que más me duele, me privo de no hacerles la fiesta de cumpleaños a mis hijos para ahorrar plata, y resulta que en un minuto viene alguien y te caga la vida", decía Andrea, masticando bronca.

La policía sospecha que el robo fue perpetrado por alguien del entorno de la mujer, dado que no utilizaron violencia para entrar a la vivienda. Todo indica que también sabían donde guardaba esos 35.000 pesos, eran ahorros de la comerciante.