Sin arrepentimiento. La acusada no mostró ningún arrepentimiento por lo que hizo. Es más, culpó a su segundo hijo de ser autor de los abusos sexuales que habían sufrido sus hermanitos.


 

El juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) condenó ayer a 30 años de cárcel a una mujer de 38 años sobre la que pesaba una acusación gravísima: ser autora de terribles situaciones de abuso, violaciones y corrupción sexual de sus tres pequeños hijos. El castigo fue el mismo que había pedido la fiscal Leticia Ferrón de Rago.

El caso se había denunciado en mayo de 2017 y terminó con la sospechosa presa el 14 de septiembre de ese año. Entonces los niños tenían 15 años y un marcado retraso mental, otro varón de 14 años y una nena de 12. Un médico confirmó que el mayor y la nena habían sido violados.

Es más, todo se descubrió en la escuela especial a la que concurre el mayor de los chicos el 22 de mayo de aquel año, cuando se defecó y al ayudarlo a higienizarse y cambiarse de ropa descubrieron que tenía verrugas. Los médicos descubrieron que esas lesiones eran los signos típicos de una enfermedad de transmisión sexual.

En la investigación circularon relatos de situaciones aberrantes, como obligar a sus varones a practicarle sexo y a sus tres hijos a mantener relaciones entre ellos. Presenciar cómo ella se masturbaba, tenía sexo con un perro o con otros hombres. Incluso, prostituir a los niños.