El condenado negó haber delinquido contra esa niña a la que le dio su apellido. Los psicólogos, sin embargo, informaron que la niña no mentía y mostraba los signos de haber sido abusada.

Un albañil de 43 años fue condenado ayer por el juez Ernesto Kerman (Sala II, Cámara Penal) a 12 años de cárcel por haber violado y corrompido sexualmente a su pequeña hijastra cuando tenía 10 años, entre junio y agosto de 2015. Además de las prácticas sexuales a las que sometía a la niña, el magistrado entendió que corrompió su sano sentido del sexo al mostrarle pornografía en la computadora y su teléfono, aparato con el cual también fotografiaba sus partes íntimas.

Con su sentencia, el magistrado compartió el modo de calificar los delitos atribuidos al changarín que le había propuesto la fiscal Leticia Ferrón de Rago, con la adhesión de la Asesora de la Niñez Patricia Sirera. Ambas, al cabo de su alegato, habían pedido una condena de 15 años.

El defensor Manuel Giménez Puchol cuestionó la prueba del caso y pidió la absolución de su cliente, Entendió que no se cometió ninguna violación, pues el informe médico no reveló lesiones en la niña, dijeron fuentes judiciales.

Todo se supo el 27 de agosto de 2015, cuando la nena le pidió a su madre que no le tocara sus genitales mientras la bañaba porque le dolía. Ahí le contó todo. Dos días después la mujer denunció.