El secreto no fue tal, ni las amenazas de darle dos tiros en las piernas, si hablaba, sembraron su efecto. Porque al menos dos de los hijos del albañil vieron cuando sometía a su sobrina de 14 años. Y porque la propia víctima también se lo dijo a su tía aunque sin mayores consecuencias.

El que lloró amargamente fue el padre de esa chica, cuando su exsuegro fue a avisarle que sus nietos habían visto los abusos y, luego, la propia niña se lo confirmó. Entonces denunció. Todo pasó durante las tardes, entre el 5 y el 11 de noviembre de 2014, en Rawson, cuando la chica iba a cuidar de sus primitos porque su tío trabajaba en las mañanas y su tía estaba en el hospital con el menor de sus hijos internado, precisaron fuentes judiciales.

Ayer, ese sujeto identificado sólo por sus siglas por su cercanía con la víctima (M.A.M., 43 años) fue condenado a 8 años de cárcel, porque el juez José Atenágoras Vega (Sala II, Cámara Penal) consideró probado que violó por lo menos cuatro veces a la jovencita y entendió que esos abusos fueron gravemente ultrajantes para la víctima.

El propio albañil había confesado que cometió los ultrajes contra su sobrina y aceptaba la pena que le impusieron ayer en un acuerdo de juicio abreviado, que firmó junto a su abogado Juan Manuel Rivero con la fiscal Leticia Ferrón de Rago.

Los dañinos efectos que tuvieron en la chica los ultrajes sexuales, fueron constatados en la entrevista que le hicieron en Cámara Gesell y además por otra psicóloga que corroboró que en su relato no había mentiras y mostraba claros signos de haber atravesado una situación de abuso sexual.

El acusado confesó su autoría, acorralado por las pruebas

También fueron claves los testimonios de un médico y los familiares de la víctima, precisaron.
Todas esas pruebas fueron las que, al llegar a juicio, acorralaron al acusado y lo obligaron a abreviar el trámite, evitando el desgaste de un juicio normal. No tenía antecedentes, pero desde ayer cumple su primera condena.