El momento en que una ambulancia traslada al gendarme al hospital, donde luego moriría.

Los vecinos escucharon una discusión, después disparos y entraron en conmoción. El epicentro del problema fue una casa en la esquina de Cenobia Bustos y Lemos, en el barrio Capitán Lazo, Rawson, donde ayer transcurrieron alrededor de cuatro horas de dramática violencia, con dos protagonistas definidos: el gendarme salteño Mario Juárez (27, último destino en Mendoza) y su pareja sanjuanina Víctoria Manrique (29). La mujer recibió dos balazos en el abdomen durante la tarde y alrededor de las 21,40, su atacante terminaría con sus días dándose un tiro en el pecho con su arma reglamentaria. Se autoagredió sobre el techo de un habitación en el fondo de esa casa que alquilaban desde hace un par de semanas, sin escuchar a cinco personas que, protegidos con chalecos antibalas, intentaban hacerlo cambiar de idea: el jefe de Policía, Luis Martínez, otros dos policías (uno del Geras y un mediador), el juez Martín Heredia Zaldo y un comandante de Gendarmería, indicaron fuentes del caso.

La primera reconstrucción de los hechos habla de que la pareja estaba en una habitación y que sobre las 18 empezaron a discutir, cuando en la casa estaban las mellizas y otra hija más de ambos, y también el padre de la joven, Francisco Manrique.

Dramático. Dos hermanas de la joven que recibió dos tiros en el abdomen.


El problema se hizo peligroso e incontrolable, cuando Juárez le dio dos tiros a su pareja y enseguida perdió el arma, porque luego de un forcejeo su suegro se la quitó y la lanzó al techo. En eso que Juárez subía a recuperarla, la mujer fue llevada al hospital y el hombre aprovechó para salir con sus nietas.

Desde entonces comenzarían los vanos intentos para que Juárez no ejecutara su intención de matarse.

"Lo hizo por celos", dijo ayer una de las hermanas de Victoria Manrique con los ojos empapados en lágrimas, rodeada de cámaras y cientos de curiosos.

La muerte de Juárez implica el fin de la investigación y el seguro archivo del caso.