Fabrizio Andrés Marrelli (25) recibió el mínimo de la pena prevista para la tentativa de contrabando agravado de estupefacientes.

Los investigadores del narcotráfico coinciden en que Fabrizio Andrés Marrelli (25) es, por lejos, el mayor traficante de éxtasis que hubo hasta ahora en San Juan. Su nombre apareció en la escena narco el 9 de mayo de 2017, cuando la Aduana apostada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires detectó un sobre con la formalidad de una carta simple enviada desde Bélgica a un tal Andrés Nicolás Quiroga con domicilio en avenida España al 296 Sur, en Rawson. Recurrir a la carta simple tenía una lógica razón: esos envíos tienen controles menos rigurosos en la Aduana. Pero esa vez ese sobre no los superó: lo sospechoso había resultado ser que dentro de ese sobre habían 223 pastillas que, al análisis, arrojó éxtasis, una costosa droga sintética, según voceros policiales. Confirmada la presencia de éxtasis, Aduana ordenó interceptar esas sospechosas cartas simples y así descubrieron, en total, ocho envíos entre ese 9 de mayo y el 26 de junio de 2017. Sus destinatarios eran el tal Quiroga y también Facundo Villegas y Emanuelle Vallari, con domicilio en la avenida España o en un departamento de alquiler en el primer piso de 9 de julio al 142 Este, en Capital. Según el Tribunal Oral Federal de San Juan, al cabo de esos ocho envíos se contabilizó un total de al menos 1.577 pastillas, más 97 gramos de la misma sustancia enviados en una carta en forma de cristales en polvo. Además, al allanar la casa paterna de Marrelli encontraron otras 53 pastillas, lo que completó un total de por lo menos 1.630, una cantidad nunca antes secuestrada en San Juan, indicaron.

La misma Aduana estimó luego que esa droga valía por lo menos 56.000 dólares en el mes de junio pasado.

Cuando la investigación del caso fue encargada a los pesquisas de la delegación local de la Policía Federal, se estableció que Quiroga, Villegas o Vallari eran en realidad Frabrizio Andrés Marrelli, miembro de una conocida familia de comerciantes, que se movilizaba en una costosa moto KTM 250 cc y en una camioneta Toyota Hilux y estaba muy ligado a las fiestas electrónicas.

Aduana valuó el éxtasis en al menos 56.000 dólares, a junio pasado.

Para confirmar que se trataba de él y no de otro sujeto, el 24 de mayo de aquel 2017, uno de los pesquisas federales simuló ser un cartero del Correo Argentino que le llevaba uno de los sobres a nombre de Villegas. Cuando Marrelli bajó y firmó la planilla de recibos, quedó preso.

En el acto se iniciaron también allanamientos en todos los domicilios vinculados a ese joven, al cabo de los cuales se incautaron, además de las pastillas, unos 152.000 pesos argentinos, 1.800 dólares, 127.000 pesos chilenos, un rifle calibre 22 y más de 40 balas del mismo calibre. También balanzas, documentos que probaban la transferencia de dinero a Europa y comprobantes del Correo Argentino, según el expediente.

Tan abultada resultó la evidencia en contra de este joven, que fue procesado por tentativa de comercio agravado de estupefacientes, una maniobra delictiva que recibe igual castigo al delito consumado.

Cuando Marrelli llegó a juicio en el Tribunal Oral Federal, decidió aceptar su autoría a cambio de una rebaja de pena en un juicio abreviado, que firmó con su abogado Maximiliano Páez Delgado y el fiscal Francisco Maldonado. Ahí se pactó que recibiera el mínimo de castigo para ese delito, 4 años y 6 meses de cárcel.

Y el juez federal Alberto Daniel Carelli, aceptó ese acuerdo, le aplicó la misma condena a Marrelli y además lo multó en $5.000, lo inhabilitó 6 meses para ejercer el comercio y otros 3 años para exportar o importar, dijeron fuentes judiciales.

Con la pena que le impusieron, Marrelli quedó en condiciones de comenzar a salir con beneficios extramuros.