En el tercer día de audiencias del juicio que le siguen como principal y único acusado de matar a puntazos a su vecino y amigo Alejandro Javier González (30), Eduardo Molina (26) se quebró: pidió declarar luego de negarse a dar una versión en el inicio del debate y ante el juez Ricardo Alfredo Conte Grand (Sala III, Cámara Penal) confesó entre lágrimas aquel crimen perpetrado la noche del 12 de septiembre de 2010 detrás del cementerio de Albardón.
‘Estoy arrepentido, pido mil disculpas a su familia. Es cierto que dije me la mandé, es cierto que después que nos separaron fui a mi casa, agarré un cuchillo y volví a buscarlo… cuando se me vino le di dos puntazos y ahi vi que le salían lágrimas… no supe controlar mis nervios, yo estaba curado y drogado… pero me sentía humillado y estaba cansado de que nos peleáramos cuando estábamos borrachos y drogados, siempre era así pero al otro día se nos pasaba y volvíamos a estar juntos, nada más que uno con el ojo negro (por él) y el otro no’, dijo ayer Molina.
El joven pidió ayuda para sus problemas de adicción: ‘tengo una hija que el 21, cumple años y voy a ser papá de otro hijo… necesito ayuda para recuperarme’, dijo Molina.
Su confesión, aceleró el proceso ya que el defensor del joven, Fernando Bonomo, el fiscal José Eduardo Mallea y Mario Vega (defensor oficial que actúa como querellante), aceptaron no citar a más testigos. El miércoles, habrá alegatos.

