"Nosotros también estamos condenados a convivir con este dolor insoportable, permanente", dijeron a Clarín el portero de edificio Silvino Báez y su esposa que trabaja cuidando ancianos, Graciela Sosa (inmigrantes paraguayos), con una expectativa entre ceja y ceja: que les den una "condena ejemplar" (perpetua) a los ocho jóvenes (la mayoría rugbiers) que mataron a su hijo a trompadas y patadas en la cabeza cerca de las 5 de la mañana del 17 de enero de 2020, a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell, del cual habían sido expulsados por disturbios tanto la víctima y sus amigos como los ocho apuntados como sus homicidas, todos de Zárate. A saber: Luciano, Ciro y Lucas Pertossi, Máximo Pablo Thomsen, Blas Cinalli, Enzo Tomás Comelli, Matías Benicelli y Ayrton Michael Viollaz.

Hoy, los acusados conocerán si el Tribunal de Dolores que los juzgó desde comienzo de enero, les aplicará la pena máxima como pidieron Fiscalía y los abogados de la Parte Querellante, por un crimen doblemente agravado: por la alevosía (matar a un indefenso) y por el número de atacantes. O si, por el contrario, consideran aplicar figuras atenuadas, como un homicidio con dolo eventual (penas de 8 a 25 años), un crimen en riña o un preterintencional con penas que permiten la excarcelación. Sin embargo, difícilmente el tribunal de luz verde a estas últimas figuras, pues la riña requiere por lo menos que haya una pelea entre dos grupos rivales y en este caso hubo varios atacantes contra uno. Y el homicidio preterintencional se configura cuando solo se busca provocar un daño en la salud de la otra persona, que muere sin que esa sea la intención de su atacante, algo que posiblemente no sea evaluado por el tribunal, pues las imágenes de los videos de aquella noche trágica (uno de ellos grabado por uno de los acusados), muestran que Fernando ya estaba indefenso y tirado en el piso cuando le patearon la cabeza.

Ayer, trascendieron las muestras de solidaridad de vecinos y comerciantes de Dolores (ciudad donde se hace el juicio) para con las personas que asisten a apoyar a los padres de la víctima, dándoles alojamiento y alimentos sin comida sin cobrarles.