No se explican cómo. La lámpara del dormitorio estaba apagada, pero de la nada explotó, según la familia. Los trozos de vidrios cayeron encima de la jovencita, lastimándola en la boca. Ese fue el principio, lo peor estaba por venir ayer a la medianoche. El supuesto estallido de la instalación eléctrica generó las primeras llamas cerca de un placard, y ya no las pudieron controlar. El dueño de casa, un policía, y su familia lograron ponerse a salvo, aunque no pudieron salvar su hogar. El incendio destruyó casi todo el departamento, hasta las dos mascotas murieron carbonizadas. Y lo más lamentable, el siniestro frustró la posibilidad de operar a uno de los hijos por un problema motriz. Sucede que el fuego hizo humo los 5.800 pesos que habían pedido prestado para esa intervención, y también los 2.500 del sueldo del policía.

Viviana Salinas contó que su marido, el oficial inspector Roberto Cepeda, y su hijo Maximiliano, estaban durmiendo cuando escucharon los gritos de Cecilia en su habitación. "La lámpara de bajo consumo explotó arriba de mi hija que estaba en cama y los pedazos le partieron la boca. El fuego después se disipó por la pieza. De milagro ella salió rápido", relató la mujer, que es profesora de niños especiales.

Así empezó el incendio ayer a la cero hora en ese departamento de la planta alta, del monoblock 1, en el Bº CGT Chimbas. Supuestamente, el fuego en el placard avivó las llamas y en segundos se propagó por los muebles y a las otras piezas, dijo un jefe policial. El oficial Cepeda y su mujer sacaron a sus hijos, de 13 y 16 años. A todo eso, los vecinos arrojaban agua con lo que podían. El perro y el gato de la familia murieron bajo las llamas, y los dormitorios y la cocina quedaron muy dañados. Luego llegaron los bomberos. Si bien, el fuego no llegó al comedor, el calor derritió algunos artefactos.

La angustia de los Cepeda no solo era por haberse quedado sin ropa y muebles. El dolor más grande era que ya no iban a poder operar a su hijo menor, que este viernes tenía programada la intervención por una vieja dificultad en una pierna. El fuego había quemado los 5.800 pesos que pidieron a préstamo para costear esa operación. "No se qué voy a hacer. Ahora, mi hijo no se va a operar. No tengo casa, no tengo ropa y ni dinero nos quedó. Los 2.500 pesos que cobró mi marido también se quemaron", contó Viviana Salinas.