Los colombianos Joan Stiven Muñoz Agudelo (21) y Edwin Gaviria Cardona (23) fueron noticia el pasado miércoles por acuchillar en Caucete a dos camioneros cordobeses para robarles, ataque por el que fueron detenidos. ¿Quiénes son? ¿Cómo llegaron al país? ¿Qué hacían en Caucete? En esta nota, los detalles.

 SU ARRIBO AL PAÍS 

Probablemente en sus planes jamás estuvo venir a delinquir a Argentina. Fue quizás un combo de casualidades, con el coronavirus como principal circunstancia. 

Muñoz Agudelo, de 21 años, y Gaviria Cardona, de 23, arribaron al país con el grupo de barras de Independiente Medellín (DIM) que viajó desde Colombia hasta Argentina para alentar al club paisa en la Bombonera. El viaje comenzó el 1 de marzo desde Medellín. Cruzaron Ecuador, Perú, Bolivia, entraron a la Argentina y llegaron hasta Buenos Aires el 9 de marzo. Un día después vieron a su equipo perder 3-0 frente a Boca por la segunda fecha del Grupo H de la Copa Libertadores. 

Tras el encuentro, se quedaron alojados unos días en la Ciudad de Buenos Aires hasta que emprendieron el regreso. La idea era la misma: hacer vía tierra el camino inverso pasando por Bolivia, Perú, Ecuador hasta llegar a Colombia. Por ese entonces el coronavirus era tema asiático y empezaba a sonar en tierras europeas.

Así, el miércoles 18 de marzo, tras un largo recorrido en micro llegaron a La Quiaca con la idea de pasar a Bolivia. Pero el problema fue que al cruzar al país vecino fueron "devueltos" ya que allí ya estaba cerrada la frontera y empezaba a regir el aislamiento.

Inicialmente fueron 39 los colombianos que viajaron a Argentina desde Medellín para ver al conjunto escarlata.

Al quedar en la calle y sin alojamiento posible, las autoridades locales los alojaron en un comedor del municipio destinado a asistir a víctimas del coronavirus.

En ese lugar el grupo de hinchas fue sometido a los chequeos médicos, pero tras el dictamen del Gobierno nacional que establecía desde el viernes 20 el aislamiento obligatorio, no pudieron salir del establecimiento.

"Están totalmente controlados y monitoreados, con todo el seguimiento sanitario. No pudieron pasar a territorio boliviano por el cierre de fronteras, por lo que se decidió que debían permanecer en aislamiento preventivo", dijeron en aquella oportunidad desde el Comité Operativo de Emergencias de La Quiaca.

Los hinchas, en cambio, denunciaron haber sido "reprimidos, aislados, humillados por las autoridades” y en un video que difundieron reclamaban por "una entidad del Gobierno argentino o colombiano" que vele por sus derechos.

El propio DIM solicitó al Gobierno de Colombia ayuda para repatriar a los hinchas. Y pidieron a la Cancillería adelantar las gestiones necesarias que permitan preservar la integridad de estas personas.

Las gestiones sirvieron. Luego de permanecer 15 días en La Quiaca, los autorizaron para regresar a Buenos Aires con la esperanza de poder ser repatriados. Sin embargo, luego de someterse a nuevos exámenes para descartar la presencia del virus, la Policía los detuvo en uno de los accesos a Capital y los retuvo más de seis horas porque no estaban informados de su vuelta. 

Nuevos problemas. La requisa en el regreso a Buenos Aires.

Finalmente, después de autorizar su ingreso a Buenos Aires, los hinchas vivieron de hotel en hotel hasta que llegaron las buenas noticias. El sábado 2 de mayo partieron en un avión hasta Santiago de Chile y al lunes siguiente volaron a Bogotá junto a otros repatriados colombianos.

Pero el problema no terminó ahí. En redes sociales, la barra Rexixtenxia Norte, a la que pertenecen los fanáticos, publicaron el 4 de mayo un mensaje en donde agradecían el regreso de 18 hinchas, pero aclararon que "la alegría no es completa" al denunciar que 26 simpatizantes continuaban a la deriva: 16 en Argentina, 7 en Bolivia y 3 en Perú.

 A LA DERIVA EN ARGENTINA 

Los investigadores creen que Muñoz Agudelo y Gaviria Cardona estaban dentro del grupo que no pudo retornar a su país, por equis circunstancias.

Los jóvenes deambularon por varias provincias del país y en algún momento entraron a San Juan, no se sabe en qué fecha. Es que en los registros oficiales no figuran sus ingresos, por lo que la hipótesis es que lo hicieron de manera ilegal, por alguna huella o de alguna otra forma evitando ser detectados en los corredores seguros, explicaron fuentes del caso.

Ya en el interior de la provincia, los colombianos encontraron asilo en Caucete, el departamento que más casos de coronavirus tiene actualmente. Pero sus nombres no se hicieron noticia a causa de la pandemia.

"Han andado 'tirados', sin trabajo. Como no los dejaron pasar desde Jujuy a Bolivia, al parecer les tiraron el dato de que por San Juan podían pasar a Chile", dijo una fuente judicial.

Durante el día, a los sujetos se los podía ver en Caucete vendiendo sahumerios y pulseras. O incluso pidiendo en los locales de la Diagonal Sarmiento. Y hacían noche en un rancho muy precario situado al costado de un callejón, frente a la YPF, del otro lado de la calle Paula Albarracín de Sarmiento.

Los pesquisas creen que a ese piezón de adobe lo usurparon. En ese callejón hay otros ranchos pero las visitas no generaron inconvenientes, explicaron. "Tenían solo dos colchones en el piso y ropa también en el suelo. Y muy poca documentación, solamente unos papeles arrugados", graficaron.

El problema fue que en ese lugar además formaron vínculo con un sujeto caucetero reconocido en el ambiente delictivo por ataques a camioneros, que en agosto de 2018 había caído acusado de robarle $140.000 a un transportista que había parado en la YPF. ¿Mala influencia?

 EL ATAQUE 

A eso de las 4.15 del miércoles pasado, mientras realizaban recorridas de prevención, policías de la seccional 9na fueron comisionados por el CISEM a la estación de servicio YPF, ubicada al ingreso del centro caucetero. Al llegar, entrevistaron a los camioneros Jorge Villareal (62) y Carlos Walter Rillini (57), ambos con domicilio en la localidad cordobesa de Alta Gracia, quienes manifestaron que cuando se encontraban descansando en la cabina del Mercedes Benz escucharon ruidos que provenían del exterior del rodado.

Los transportistas venían de Buenos Aires con una carga de material explosivo que tenían que llevar a Jáchal, a una empresa minera.

Villareal se encontraba herido y con gran cantidad de sangre en su cuerpo y ropa. El hombre explicó que escucharon voces afuera del camión y que cuando se incorporó, un sujeto rompió con un hierro la ventanilla de su lado (chofer) y al grito de "dame todo lo que tenés o te mato", lo apuntaba con un cuchillo tipo carnicero de unos 20 centímetros.

Herido. El camionero Villareal terminó bañado en sangre. Fue trasladado al Hospital Rawson.

Cuando el camionero advirtió que se trataba de un asalto, se trenzó en lucha con el malviviente, que resultó ser Joan Stiven Muñoz Agudelo. El colombiano hirió a la víctima en distintas partes del cuerpo y después la ligó él, pues el camionero logró quitarle el cuchillo y no dudó en repeler la agresión.

Mientras eso ocurría, por la puerta del acompañante intentaba subir el otro sujeto, Edwin Gaviria Cardona. Pero el otro transportista consiguió abrir la puerta, lo empujó, se bajó y lo corrió con un manotazo en el pecho, según fuentes judiciales.

Los dos delincuentes estaban encapuchados y tenían barbijos.

Luego del ataque, los colombianos escaparon corriendo y uno de ellos se escondió en una vivienda ubicada frente a la YPF. Lo que no esperaba era que la vecina lo iba a escuchar e iba a llamar al 911. Mientras las víctimas relataban el hecho, personal policial fue alertado y logró atrapar a Muñoz Agudelo, que al igual que Villareal estaba todo ensangrentado. Y media hora después, pudieron dar con Gaviria Cardona cuando llegaba al rancho donde residía. El sujeto había estado en el hospital departamental, donde había ido por una herida en la muñeca, y pecó de inocente al intentar refugiarse en su rancho, ubicado a metros del lugar del hecho y donde los policías andaban rondando.

Un tercer ladrón no pudo ser detenido. Supuestamente hacía de "campana" y creen que pudo ser la "mala influencia" referida anteriormente.

Los efectivos por otro lado secuestraron en el rancho ropa ensangrentada y algunos elementos que fueron reconocidos por los camioneros, como dos juegos de lentes. También unos $20.000. Lo que no apareció fue un sobre con alrededor de $100.000 que los ladrones consiguieron sustraer y ocultar.

Ayer en Flagrancia se iba a llevar a cabo la audiencia de presentación contra los dos imputados, pero entró en cuarto intermedio puesto que Muñoz Agudelo continuaba internado en el Hospital Rawson. Les imputaron robo agravado por ser en poblado, en banda y por el uso de arma blanca, lesiones y violación de domicilio.

Preso. Edwin Gaviria Cardona, tras las rejas.

¿Qué puede pasar con ellos? Los voceros explicaron que ambos pueden ser condenados a prisión efectiva y que -de ser así-, una vez que cumplan y estén en condiciones de salir, pueden ser deportados.

 ACUSADO DE UN CRIMEN 

Muñoz Agudelo había sido detenido en abril de 2017 por efectivos de La Sijín en el municipio de Cartagena del Chairá, Colombia. En aquel entonces tenía 17 años y lo acusaban de haber asesinado de una puñalada en el pecho a un sujeto identificado como Cristian Adrián Rodríguez Flórez.

El crimen había ocurrido el 26 de enero de ese año en el mencionado municipio y se había emitido la orden de captura de Muñoz Agudelo.

Joan Stiven Muñoz Agudelo, cuando fue capturado por homicidio en 2017. (Gentileza: Extra Caquetá)

Sin embargo, luego de ser detenido, un Juez de Control de Garantías de la justicia colombiana optó por dejar en libertad al joven, alegando que había cometido el hecho en defensa propia.

La prensa de aquel país informó que la víctima del crimen también portaba un arma blanca y que en medio de la riña había querido agredir a Muñoz Agudelo. Murió cuando era trasladado en una ambulancia hacia la ciudad de Florencia.

*Con información propia, de Clarín, Olé, El Colombiano y Extra Caquetá.