Cuando el bolsillo se queja famélico por la carrera impiadosa de los precios de la canasta básica, sigue la negativa generalizada de conceder mejoras salariales, escudado el gobierno en la verdad absoluta de que los recursos no son los de antes y, como prueba cabal de ello, presenta un presupuesto 2010 deficitario. Si el Estado dice que no, el sector privado copia, salvo algunas excepciones. El resto es historia conocida. Y el bolsillo sigue hambriento.
Sin embargo, hay un par de escalones más abajo en esta situación penosa. Más allá del sector de los desocupados, librados a la voluntad dadivosa del Estado y sus planes sociales en cualquiera de sus múltiples versiones, está el sector de los trabajadores que ponen el hombro sin registración alguna. A menudo superan generosamente las ocho horas laborales sin aportes jubilatorios, ni de obra social o aseguradora de riesgos de trabajo. Forzados por las circunstancias, acceden a camuflar una relación de dependencia detrás de la figura del monotributista. Paradoja si las hay: existe una figura de contribuyente que sirve a esta deformación del sistema laboral.
El año del Bicentenario encontrará alrededor del 34 por ciento de los trabajadores sanjuaninos con un empleo en negro. Esa es la tasa acumulada entre 2005 y 2008 según datos oficiales del Ministerio de Trabajo de la Nación, disponibles para su consulta en www.trabajo.gov.ar.
La víspera de la Navidad puso el asunto sobre el tapete, nuevamente. Foeva publicó una solicitada en la que rechazó el acuerdo de "corresponsabilidad gremial" que impulsa su sindicato rival, UATRE. La idea es que, a través de esta reforma, por primera vez los viñateros y demás productores del campo local realicen los aportes a sus trabajadores golondrinas con alguna concesión en cuanto a los montos, a fin de que estos peones puedan contar con la mínima cobertura de cualquier empleado registrado.
"Las empresas vitivinícolas son las que menos han hecho por blanquear a sus trabajadores. Cuando dejemos de lado la Subsecretaría de Trabajo y volvamos al Ministerio de Trabajo de la Nación, la situación va a cambiar", acusó al aire el secretario general de FOEVA San Juan, Carlos Ozán. Desde la oficina aludida prefirieron no contestarle públicamente sino llamarlo en privado, para limar asperezas y buscar alguna salida, que aparentemente será la del acuerdo mencionado arriba. Mientras tanto, los golondrina ya están con las uñas hundidas en la tierra. Como en los años ’20, pero en 2010.