Campaña. Eduardo Cáceres, en una de las pocas fotos oficiales en su perfil de Facebook en la que se lo ve de recorrida durante la campaña.

Si bien por el momento no saldrán figuras de cierto peso a lanzar críticas públicamente, en el Pro hay un ruido subterráneo por la estrategia adoptada en las elecciones provinciales y nacionales. El descontento radica en la subordinación que hubo hacia el principal partido del frente opositor, Producción y Trabajo, y principalmente hacia la figura de su líder, Marcelo Orrego, quien no tuvo empacho, primero, en despegarse de la figura de Mauricio Macri y, después, de alinearse, pero a medias y si no se notaba, mejor. Eso va de la mano con la falta de protagonismo en los comicios, en los que no se vio una defensa a ultranza de la gestión presidencial. A lo que se adosa viejos reclamos, como la falta de construcción política en los territorios. Y todas las miradas están puestas en la conducción que encabeza el diputado nacional Eduardo Cáceres.

Todos esos cuestionamientos se dan encima en el marco de la pérdida de poder que experimentará el Pro en la provincia, en donde no es gobierno ni administra municipios, pero por el triunfo macrista en 2015 había conseguido más de 20 cargos en organismos nacionales con asiento en San Juan. Desde diciembre, al partido sólo le quedarán algunos lugares de peso, como la banca del propio Cáceres en la Cámara baja de la Nación por un lapso de dos años, la diputación provincial en poder de Enzo Cornejo, mano derecha del líder macrista local; y un puñado de concejalías.

Con el paso del tiempo (que no será mucho) se verá si las quejas por lo bajo se transforman en un desafío frontal al liderazgo de Cáceres. De acuerdo al cronograma partidario, su mandato vence en febrero del año que viene, la instancia clave que revelará si alguien decide parársele enfrente con el respaldo de un importante sector de afiliados. El dato no es menor, porque hubo tibios intentos de enfrentar al diputado nacional internamente, pero que no prosperaron por la falta de una verdadera estructura. Ahora, fuentes partidarias reconocen que es difícil que surja una figura que pueda darle pelea, aunque algunos no lo descartan. Y si así sucediese, la mira también estará puesta en lo que pase con la fuerza política a nivel nacional, sobre quien tome las riendas y qué mensaje y líneas de acción baje a los distritos. Hasta antes de la derrota presidencial, todos los funcionarios macristas resaltaban que el líder y la voz autorizada en la provincia es Cáceres. Si asume un nuevo presidente, saldrá la luz si abre el juego a la competencia puertas adentro.

En el Pro abrigaron esperanzas de crecimiento en 2013, luego de que Cáceres ganara la interna en el frente que por entonces conducía el senador Roberto Basualdo y luego consiguiera la banca de diputado nacional para la oposición. Dos años después llegó el triunfo de Macri en la presidencia, que no tuvo su correlato en la provincia, pero estuvo la compensación de los cargos nacionales en San Juan. Pese a ello, el cuestionamiento que se dio en estos años (y que volvió a estallar) fue la carencia a la hora de sacar figuras departamentales y el armado de un aparato territorial. Para encarar los comicios provinciales y nacionales de este año, al macrismo local se le complicó la situación con el magro resultado económico de la gestión de Cambiemos. Así, quedaron bajo el ala de un referente de peso como Orrego, que se distanció todo lo que pudo de Macri en la elección local. Y en la nacional se acercó, pero por el convite de Miguel Pichetto, que actuó como una especie de refugio para el santaluceño en la coalición Juntos por el Cambio. Frente a todo eso, el malestar de afiliados saltó por el hecho de quedar hasta escondidos en las campañas, a lo que se suma un futuro partidario incierto.


Vaivenes

El Pro tuvo vaivenes en su vinculación con Producción y Trabajo. En 2013 fueron juntos y Cáceres logró su banca. En 2015 compitieron de manera separada por el acercamiento de Basualdo con Sergio Massa. En 2017 volvieron a aliarse y Cáceres fue reelecto.


Convivencia

A tono con los lineamientos nacionales, el Pro y el radicalismo han entablado alianzas en la provincia, pero se pasan reproches por lo bajo. En las elecciones nacionales, el radical Eduardo Castro se pintó con el macrismo en la interna contra Orrego.

Pujas

El Pro en San Juan nació en 2006 y en su corta vida estuvo signada por pujas de poder. En 2011, la estructura macrista expulsó al dirigente Wbaldino Acosta Zapata. Ese año estuvo al frente de la conducción Hugo Ramírez, quien luego fue desplazado por la Asamblea de Delegados. Frente a esa embestida, el partido a nivel nacional decidió la intervención. Ramírez fue diputado provincial y se alejó del Pro tras diferencias con Cáceres. Otro que se peleó con el actual legislador nacional fue Martín Turcumán, quien había sido el candidato a gobernador de la fuerza política en 2015. El mandato de Cáceres al frente del macrismo local llega a febrero del año que viene. Ahí se verá si alguien se anima a darle pelea interna luego de la actuación del Pro en los comicios provinciales y nacionales de este año.