Mientras los pronósticos oficiales indicaban que ayer por la mañana iba a soplar viento Zonda, el clima fue exactamente lo contrario. Hasta poco antes de las 10 de la mañana, la temperatura ambiente no llegaba a los 2 grados y la sensación térmica seguía siendo bajo cero. Esto se notó en dos postales repetidas durante la elección de ayer en la provincia: las autoridades de mesa estaban envueltas hasta la nariz con abrigos, y el grueso de la gente fue a votar mucho más tarde que en la elección presidencial de 2007.

Según datos de la Policía, a las 11 de la mañana apenas había ido a votar poco más del 20 por ciento del electorado, mientras que hace dos años, a esa hora, ya lo había hecho más del 35 por ciento. Claro, en aquella oportunidad la elección fue a finales de octubre, así que ya se vivía la antesala del verano.

Ayer la temperatura comenzó a subir después de las 10, y hasta pasadas las 16 osciló entre los 4 y los 13 grados, con un cielo que apenas se descubría de a ratos. Por eso el electorado tuvo una volcada a las urnas alrededor del mediodía, que hizo que el porcentaje de votación se elevara al 45 a 50 por ciento a las 13 horas. Y casi a las 17, finalmente, llegó el tan anunciado viento Zonda, pero muy leve.

Hasta entonces, la gente acusaba el frío. En el Parque de Mayo casi no se veía valientes trotando y muchas personas llegaban a votar con la cabeza envuelta en bufandas. Lo mismo se veía en las mesas, donde presidentes y fiscales echaban mano a gorros, guantes, tapados y algunos hasta llevaban estufas eléctricas de sus casas.

Pero más allá del clima, no hubo incidentes durante el acto eleccionario. Salvo denuncias puntuales del candidato Rodolfo Colombo, quien decía que en cuatro escuelas rawsinas habían robado los votos de su lista. Algo similar denunció el candidato José Antonio Camacho, quien ya estaba bastante enojado y quejoso cuando lo encaró una encuestadora de boca de urna y, sin reconocerlo, le preguntó por quién había votado y le nombró como opciones todas las listas, menos la suya. Al chimbero le sirvió, al menos, para que el frío se le fuera de golpe.