Desde pequeños sabemos de manera instintiva cuáles son las posturas correctas. Así, un niño sano desde el punto de vista físico y emocional suele caminar, dormir y jugar en posturas fisiológicamente apropiadas.

Sin embargo, la vida adulta y sedentaria, los trabajos forzados o repetitivos nos van llevando a dañar nuestra higiene postural, término que se usa para referirse a los buenos hábitos en nuestro porte corporal al realizar labores cotidianas en la vida diaria.

La higiene postural es el conjunto de normas, que tienen como objetivo mantener la correcta posición del cuerpo, en quietud o en movimiento y así evitar posibles lesiones; aprendiendo a proteger principalmente la columna vertebral, al realizar las actividades diarias, evitando que se presenten dolores y disminuyendo el riesgo de lesiones.

Sin darnos cuenta, podemos adoptar posturas poco sanas que van dañando nuestra salud. De hecho, muchas deformaciones, daños irreversibles, problemas en la columna vertebral, dolores de espalda y otras afecciones se relacionan directamente con malos hábitos posturales.

Por eso, es muy importante prestar atención a nuestra forma de sentarnos y las posturas que adoptamos al estar de pie o, incluso, al dormir. Estas tendrán influencia directa tanto en nuestra salud como en nuestra apariencia. En este sentido, la higiene postural nos permitirá mantenernos sanos y activos por más tiempo.

Por otro lado, las posturas inadecuadas pueden limitar seriamente nuestra calidad de vida. Las posturas incorrectas más comunes y que debemos corregir rápidamente son: al estar sentados, al acostarnos, al levantar peso y frente a la computadora.

Posturas que debes corregir

1. Parado o sentado

La postura más común es formar una curvatura con la espalda poniendo los hombros hacia adelante. Podría parecer una posición cómoda, pero no es fisiológicamente correcta. Otro error muy frecuente es apoyar todo el peso del cuerpo en un solo lado, apoyándonos mayormente en una sola pierna.

Está probado que cualquier postura en la que nuestro cuerpo no se encuentre en un balance adecuado del peso será perjudicial para nuestra salud. Cada parte del cuerpo debe descansar en su punto de apoyo natural sin recargar a otro miembro.

Lo ideal es que el peso corporal se encuentre en equilibrio. Para esto, ambas piernas se deben encontrar en la misma posición, tratando que la planta de ambos pies toque completamente el suelo. La espalda debe estar en posición recta pero relajada, y formando un ángulo de 90 grados si estamos sentados.

Una forma de saber si una postura es incorrecta es porque produce dolor. Sin embargo, cuando el cuerpo ya se ha acostumbrado a una mala postura, puede ser que ni siquiera se produzcan señales del daño que se está generando.

2. Al dormir

Este es uno de los momentos en que la postura correcta es fundamental, ya que si dormimos mal, no descansamos bien y tendremos un mal día. Además, las posturas de sueño se van haciendo una costumbre muy difícil de cambiar.

Las posturas ideales para dormir son de costado, preferiblemente con una almohada entre las piernas para que tu columna permanezca alineada. Otra buena opción, es dormir boca arriba, con una almohada por debajo de tus rodillas, de forma que la espalda y las articulaciones reciban el descanso ideal.

En este caso no es bueno cruzar las piernas. Lo correcto es que cada miembro esté apoyado totalmente en la cama y repose sobre su propio peso sin estar uno sobre otro.

Otra postura que no deberíamos adoptar al dormir es boca abajo, ya que de esta forma los órganos quedan presionados, creando dificultad para respirar. Además, los músculos del cuello se contraen y se crea tensión.

3. Al levantar objetos

Más allá de que el trabajo consista en levantar peso, para lo que se debe llevar la protección adecuada a fin de evitar lesiones, en la vida cotidiana, nos vemos en la necesidad de levantar cosas del piso. Lo malo es que la mayoría mueve el cuerpo hacia adelante, flexionando el tronco. De esta forma pueden ocasionarse hernias en la columna lo que provoca muchísimo dolor.

Lo ideal es colocarse frente al objeto y doblar las rodillas para agacharse y luego de agarrar el objeto, contraer los músculos de los glúteos y el abdomen para regresar a la posición inicial, respirando profundo. Si no podemos levantar el objeto en la postura correcta, es mejor no levantarlo y pedir ayuda.

Lo que sucede cuando levantamos peso realizando el esfuerzo con la espalda es que inicialmente parece más sencillo, pero el sistema óseo se resiente porque ese trabajo debe hacerse en combinación con los músculos.

4. Frente a la computadora

Esta postura representa una de las principales razones por las que se desarrollan enfermedades ocupacionales y problemas de salud asociados a la higiene corporal, y a lugares de ocio y trabajo poco ergonómicos. Aunque también puede ser que usemos la computadora para estudiar o realizar otras tareas que no sean laborales.

Si cuando estamos frente a la computadora inclinamos repetidas veces el cuerpo hacia adelante y hacia atrás buscando una postura cómoda, es probable que la silla no esté a la altura correcta, o no sea adecuada.

Lo ideal es que la silla en la que se trabaja sea regulada, de manera que tenga una altura en la que las plantas de los pies se apoyen completamente en el suelo y que se forme un ángulo recto entre las caderas y las rodillas.

De igual forma, para que la postura se completamente correcta, la pantalla o el monitor de la computadora debe encontrase aproximadamente a un brazo de distancia del cuerpo, que pueda verse a la altura de los ojos. A su vez, las muñecas deben descansar en las almohadillas del mouse para evitar problemas del túnel carpiano.