Un estudio de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, asegura que el uso de barbijos o tapabocas puede ser muy útil para evitar una nueva ola de contagios. El informe presentado remarca que ante la ausencia de una vacuna, las mascarillas son una estrategia efectiva para protegerse del coronavirus (Covid-19).

La investigación afirma que el uso masivo de tapabocas o barbijos, caseros o quirúrgicos, disminuye la propagación de la enfermedad y, combinado con medidas de confinamiento, "previene futuras oleadas del virus".

Incluso las máscaras de tela hechas en casa, que tienen una efectividad limitada, pueden reducir "dramáticamente" la tasa de transmisión si las usa un suficiente número de personas.

"Nuestros análisis respaldan la adopción inmediata y universal de máscaras faciales por parte del público", afirmó Richard Stutt, investigador de epidemiología en la Universidad de Cambridge y coautor del estudio.

"Si el uso generalizado de máscaras por parte del público se combina con distanciamiento físico y cierto confinamiento, puede ofrecer una forma aceptable de manejar la pandemia y reabrir la actividad económica mucho antes de que haya una vacuna", explica.

Los médicos de Cambridge resumen el resultado de su investigación con un mensaje que dicen que se debería difundir entre la población "mi máscara te protege, tu máscara me protege".

Los resultados de la investigación de Cambridge concuerdan con los de otro estudio reciente de la Universidad A&M de Texas, que analizó las tendencias de propagación y las medidas de mitigación en Wuhan, Italia y Nueva York y concluyó que usar máscaras en público es una forma efectiva y poco costosa de combatir el contagio.

Las conclusiones del estudio

Los investigadores utilizaron modelos matemáticos de las distintas etapas de la infección y la transmisión a través del aire y superficies. Lo que buscaban era analizar distintos escenarios para el uso de las máscaras en combinación con medidas de confinamiento.

Modelaron escenarios que implican diferentes tasas de infección inicial, efectividad de la máscara facial, el grado de adopción con distanciamiento social y períodos de encierro. Lo hicieron combinando modelos a nivel de población con evidencia sobre cómo el virus se propaga entre los individuos a través del aire y las superficies contaminadas.

Los expertos utilizaron el número R para representar la cantidad de personas a la que un contagiado puede transmitir el coronavirus. Si es menor a 1, la pandemia se calma. Estos escenarios reflejaron que el uso de tapabocas en público es dos veces más efectivo para reducir el número R si se utilizan desde antes que la persona presente síntomas.

También mostraron que si al menos el 50% de la población utiliza una máscara de manera rutinaria, el número R se reduce a una cifra menor que 1. De esta manera se podrían aplanar futuras curvas y relajar las medidas de confinamiento.

Tapabocas caseros

Las máscaras caseras hechas de tela también pueden reducir la propagación de la enfermedad, asegura el estudio. "Las máscaras que solo capturan un 50% de las gotas exhaladas aun proporcionarían un beneficio a nivel de población", relata.

Chris Gilligan, coautor de la investigación, afirma que "este mensaje es vital si la enfermedad se afianza en el mundo en desarrollo, donde un gran número de personas carece de recursos". "Las máscaras caseras son una tecnología barata y efectiva", consignó.

"La forma más efectiva de reiniciar la vida diaria es alentar a todos a usar algún tipo de máscara cada vez que estén en público", agregó John Colvin, de la Universidad de Greenwich, otro de los autores de la investigación.

El margen de error

De todas maneras, el estudio no es concluyente, ya que está basado en modelos matemáticos. Brooks Pollock, un experto de la Universidad de Bristol que no estuvo involucrado en la investigación, citado por la agencia Reuters, considera que es posible que el impacto de las máscaras sea mucho menor que el que se predice.

"Con una nueva enfermedad, es imposible obtener evidencia experimental precisa para posibles intervenciones de control", advierten.

Los científicos de este estudio creen que sus cifras pueden ser pesimistas, ya que investigaciones anteriores sugieren que incluso una mascarilla casera hecha de una camiseta de algodón es al menos 90% efectiva para prevenir la transmisión a otras personas.

A algunos expertos les preocupa que el uso de una máscara pueda aumentar el riesgo de contaminación de una persona si se toca repetidamente la cara, por ejemplo, para ajustar la máscara. Sin embargo, el estudio encontró que las máscaras seguían siendo beneficiosas a nivel de población, incluso bajo el supuesto de que una persona cuadruplica su riesgo de infección debido a tocarse repetidamente la cara.

Las indicaciones de la OMS para el Covid-19

La Organización Mundial de la Salud ( OMS) indicó que "las máscaras deben usarse como parte de una estrategia integral de medidas para suprimir la transmisión y salvar vidas". Advierte, sin embargo, que el uso de la máscara no es suficiente y debe combinarse con distanciamiento social de al menos 1 metro, lavado de manos frecuente y evitar tocarse la cara o la máscara.

En cuanto al uso de máscaras de tela, la OMS afirma que hay "evidencia limitada de su efectividad" y no recomienda su uso masivo como control del Covid-19.

Sin embargo, la organización afirma que en áreas de alta transmisión en las que hay poca capacidad para tomar medidas de control, o se hace difícil el distanciamiento físico, como en el transporte público, tiendas y ambientes concurridos, las autoridades deben fomentar el uso de máscaras de tela.