La llegada de la menopausia trae consigo, en muchos casos, la aparición de síntomas como sofocos y sudores nocturnos. De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de Mayo Clinic, esta sintomatología no solo ocurre en la mediana edad, sino que se extendería a los 60, 70 e incluso 80 años.

El trabajo, publicado en la Revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia, recolectó información de casi 5000 mujeres de diversas edades (el 18% de las cuales tenían 60 años o más). Al consultarles si presentaban algún síntoma comúnmente relacionado con la menopausia, un buen porcentaje afirmó tenerlos aun pasada la década de los 50 años.

“La cantidad de mujeres participantes en el estudio que informaron y buscaron atención para controlar los síntomas saca a la luz una posible necesidad médica desatendida de las mujeres de más de 60 años de edad”, comenta la Dra. Paru David, médica especialista en menopausia de la Institución y autora del estudio.

De la investigación se desprende que las mujeres mayores de 60 años que dijeron tener sofocos (síntomas vasomotores) entre moderados y fuertes tenían mayor probabilidad de ser casadas o de estar en una relación estable, y eran menos proclives a informar que gozaban de excelente salud. Quienes tuvieron menopausia quirúrgica o inducidatambién eran más proclives a informar síntomas vasomotores después de los 60 años. La cafeína parecía aumentar la probabilidad de tener síntomas vasomotores en las mujeres mayores de 70 años.

En cuanto a la terapia hormonal, el trabajo descubrió que quienes se encontraban bajo este tratamiento eran menos proclives a informar acerca de sofocos y sudores nocturnos moderados o fuertes. De acuerdo a los investigadores, si bien esto no es sorpresivo, advierten que no se sabe cuándo es adecuado suspender las hormonas. Varias instituciones especializadas en el tema no recomiendan suspender la terapia arbitrariamente, solo por haber llegado a una edad determinada.

La autora del estudio espera que una mayor concientización sobre el tema permita a los médicos clínicos identificar los síntomas molestos para las pacientes y revisar con ellas alternativas para su tratamiento, lo que puede conducir a mejorar su calidad de vida.