Una buena parte de la población ha sufrido o sufrirá en algún momento de su vida esta inflamación de las venas en la zona anal, que puede causar dolor, sangrado y/o irritación.

La ocultación de esta problemática en la salud es una mala estrategia. Hay que acudir inmediatamente al médico, sobre todo si hay sangrado, defiende el doctor Kubrat Sajonia-Coburgo, cirujano general y proctólogo.

Básicamente hay dos tipos de hemorroides: externas e internas; es lo mismo pero en sitios diferentes, con manifestaciones distintas. Las externas suelen doler pero no sangrar y las internas sangran pero no duelen; de lo que más se queja la gente, la patología más común, es de crisis hermorroidal, originadas por las externas.

Causas

Entre sus principales causas están la edad, el componente genético, el embarazo, el estreñimiento, el esfuerzo defecatorio prolongado, la diarrea, o el estar de pie durante mucho tiempo sin moverse, día tras día, por motivos profesionales u otros. Sajonia-Coburgo confirmó a la agencia EFE que existe efectivamente un componente hereditario y añade: “Quien tiene una insuficiencia venosa crónica las va a padecer más” .

Hay una serie de hábitos que las precipitan, “y fundamentalmente es el estreñimiento”. Aquellas personas que no van bien al baño, que empujan y sobre todo que pasan tiempo sentados en el inodoro leyendo un libro, una revista o consultando el celular o la tableta, “eso hay que decir que es lo peor”, refirió.

El embarazo es, por definición, un factor de riesgo por dos razones: primero porque cuando las mujeres se quedan embarazadas suelen tener un cambio en el ritmo intestinal, empiezan los antojos y van de forma distinta al baño, ya sea de forma más estreñida o más suelta y esos cambios afectan a la región anal.

En segundo lugar, la progesterona es vasodilatadora y eso es inherente al embarazo. Tercero y último, el propio feto en fase avanzada comprime las venas.

En relación a las comidas picantes, los expertos aseguran que depende del paciente, según el nivel de sensibilidad a los condimentos picantes, por ejemplo, de cada uno.

Tratamientos

El mejor tratamiento es el preventivo y lo primero que se debe hacer es ajustar las medidas higiénico-posturales y dietéticas, es decir hay que intentar comer aquello que nos haga ir al baño de una forma regular, “porque no es estreñido el que va una vez a la semana, lo es el que tiene que realizar esfuerzos”.

Cuando se produce una crisis hemorroidal, de un día para otro, se aconseja mantener una dieta para no forzar y “tomarse una antiinflamatorio por boca, que no cura pero alivia la sintomatología”.

En cuanto a las pomadas, Sajonia-Coburgo explica que son mucho menos eficaces de lo que la gente piensa; las hay con o sin corticoides, y pueden producir un alivio sintomático.

Intervenciones quirúrgicas

Si las crisis son muy repetidas y el sangrado es importante y empieza a condicionar la vida de la persona, “entonces sí cabe la operación. La cirugía hemorroidal todo lo que tiene de desagradable, al ser una zona sensible e íntima, lo tiene de agradecida”. Existen también técnicas paliativas, como la cauterización con infrarrojos, la ligadura con láser, etc. Son opciones “para prolongar el momento de la cirugía, que sí es un tratamiento definitivo”