Aunque no hace demasiado frío, el otoño que tardó en mostrarse, trajo ayer un día nublado y con viento fresco. Sin embargo, en un baldío de la calle Comercio, pasando el barrio Marquesado II, unas 70 familias permanecen desde el sábado sin más refugio que unas taperas de nailon negro, algunas maderas y palos para sostener los techos improvisados. Con alambre de púa, han delimitado parcelas y algunos inclusive han empezado a traer adobes para levantar su rancho. Pese al frío y a que no tienen agua ni luz, dicen que de ahí no se mueven, porque las casas que les iban a entregar la semana pasada, se las dieron a otras familias.

"Estamos acá porque no nos queda otra. Supuestamente, en el barrio que entregó el IPV la semana pasada, había 36 casas que iban a ser para nosotros, que somos todos de los anexos 25 y 41. Marrelli vino el jueves, nos tomó los datos y dijo que aunque esas 36 casas no alcanzaban para todos, se iba a hacer un sorteo. Pero después le dieron las casas a otra gente, que ya tenía vivienda en el Lote Hogar, y nosotros nos quedamos sin nada", relató Jorge, el vocero del grupo. Mientras, sobre una calle perpendicular a Comercio, otras familias empiezan a levantar sus ranchos con lo poco que tienen a mano. "Sigue llegando gente y cada vez vamos a ser más. No queremos que nos regalen nada, aunque sea que nos den un terreno para que cada uno se haga su casa como pueda y la pague con su trabajo", dijo otro vecino.

Enojados con el intendente de Rivadavia, Elías Alvarez, dicen que nadie de la Municipalidad de Rivadavia se acercó para ver qué necesitaban. "El intendente dijo que avisó a la Policía el viernes, para que nos vengan a sacar. Pero nosotros recién nos instalamos el sábado. ¿Qué, tiene la bola de cristal o es adivino? Si nunca se interesó por nosotros, ahora que no hable", dijo enojada Viviana, una joven mamá que terminaba de preparar un guiso para sus chicos, en una improvisada cocina al aire libre.

En otra de las parcelas, un niño de pocos años dormía a la intemperie mientras sus padres terminaban de fabricar paredes con nailon negro, para resguardarse del frío. "No hay baño, pero todos tenemos familia o conocidos en el barrio Marquesado II, que está acá enfrente, y nos prestan el baño. Y los vecinos de la calle Comercio nos pasan mangueras desde su casa, para que podamos juntar agua en los tachos", contó Mónica.

"Dicen que van a mandar a la Gendarmería, para que nos saque. Hasta acá, no vino nadie. Y no nos vamos a mover porque si hemos ido por derecha y nos mintieron, nos vamos a quedar acá hasta que nos den una solución. Acá hay gente que le entregaron la casa el jueves y hoy ya la está vendiendo: ¿por qué no se fijan que nosotros realmente la necesitamos?, dijo Jorge.