En su celular no hay tiempo para mandar mensajes por Whatsapp y no existen los famosos videojuegos que atrapan a los chicos de su edad. Benjamín Rodríguez Cárdenas utiliza su teléfono lo justo y necesario, sólo para ver videos en Youtube y sacar diseños para los vestidos que hace para sus muñecas. Con tan sólo 9 años, ya atrapa a todos con sus dotes de diseñador de modas y aprovechó la cuarentena para hacer su primer vestido en tamaño real que le regaló a su amiga.

Así, con un notable talento, el pequeño Benjamín no sorprendió a su familia con su creación, pues ellos lo toman como algo normal ya que el chico diseña ropa desde los 3 años. Su mamá Tamara dice que heredó esa pasión por la costura de su abuela paterna, Lucía, quien durante años trabajó en una importante empresa textil. "Su abuela lo cuidaba desde que tenía 2 años y de ahí aprendió. Benja con 3 añitos ya sabía enhebrar una aguja. Cuando cumplió 4 años nos pidió que la temática sea de arte y allí comenzó a coser", comentó su mamá. Es que el souvenir sería una pizarra y un borrador y fue Benjamín quien se encargó de coser los borradores. "Ya desde chiquito era muy prolijo", acotó su abuela Cristina.

Benja desde que nació cambió la monotonía de la familia Rodríguez Cárdenas. Hijo único y también único nieto, desde pequeño le gustó jugar con muñecas y su familia jamás lo limitó en nada. El pequeño tiene un montón de Barbies y sus vestidos fueron diseñados y creados por él gracias a una máquina de coser que le regalaron. Pero no sólo hace vestidos, sino que también usa su creatividad para hacerles pelucas y hasta zapatos.

En aislamiento se la pasó cosiendo, arreglando su ropa y la de sus padres Raúl y Tamara, como así también diseñando vestidos para sus muñecas. Pero se cansó, decidió superarse y armar el primer vestido en tamaño real: su vecinita Alma fue la elegida entre sus amigas para su primera creación. "Ella no sabía que le estaba haciendo un vestido, no le tomé medidas ni nada. Lo hice a ojo y le quedó espectacular", afirmó Benja, orgulloso.

El chico, que también brilla en patinaje artístico en Banco Hispano, ya hizo tres cursos a distancia con Roberto Piazza y ahora se encuentra realizando un vestido para otra muñeca con el mejor estilo europeo: "Me encanta María Antonieta y la moda victoriana", dijo, mostrando preferencia por el siglo XVIII.

A su mamá le brillan los ojos cuando habla de su pequeño. Dice que les cambió la forma de ver la vida desde que nació. "Siempre fue un niño diferente, con decirte que con 1 año ya había aprendido hablar de una forma muy clara y con 2 años ya nos pedía que le compráramos muñecas". Sus padres, abuelos y tíos lo apoyaron siempre y nunca lo discriminaron ni limitaron. Es más, hasta le enseñaron cómo defenderse ante el bulling que iba a sufrir por elegir jugar con muñecas y no tanto con una pelota, como la mayoría de los niños de su edad. "Tiene juguetes como todo niño, pelotas, autitos, pero también tiene muñecas, una casa de muñecas y hasta una cocinita, porque también le gusta jugar con ollas. Nunca tuvo limitaciones, toda la familia lo dejó ser. Ha sido un aprendizaje para todos", agrega la mamá.

Hace poco se le rompió su máquina de coser y fue una tía quien le prestó una para que pudiera seguir destilando todo su talento. También tiene un maniquí que sus padres consiguieron hace poco cuando a Benja se le ocurrió que la temática de su cumpleaños sería la moda.

El pequeño no deja de mostrar sus creaciones. Entre los vestidos de sus muñecas hay tradicionales y modernos. Benja es daltónico y más de una vez su mamá le debe indicar con qué hilo coser cada prenda. A él ese problema en su visión tampoco lo limita en nada para darle rienda suelta a su pasión por el diseño y la costura, y con una gran sonrisa afirma: "Quiero ser modisto cuando sea grande. Voy a aprovechar este tiempo libre para hacer ropa", comentó Benja, el chico de Capital que sueña con que dentro de unos años sus creaciones se luzcan en una pasarela y a la vista de todos.

Su otro cable a tierra


Benja podría haber heredado la pasión por cualquiera de los deportes que practicaron sus padres. Su mamá fue ciclista y su papá, basquetbolista. Pero probó con ambas disciplinas y no le gustaron. También fue a una clase de fútbol y tampoco lo convenció. Hasta que asistió a patinaje artístico en Banco Hispano y allí sí encontró su verdadero mundo. Ya ganó varias medallas en campeonatos argentinos y sudamericanos.