Miguel Castillo. Es de 9 de Julio y le quitaron la pensión por un error. El hombre es soltero, pero figura casado con una mujer que cobra un salario elevado.

La incertidumbre, la angustia y la bronca los une. Ellos son sanjuaninos afectados por la suspensión de las pensiones por invalidez. ‘Si bien hay muchas personas que cobran esta pensión regalada, a nosotros nos hace falta. No queremos pagar justos por pecadores. Si nosotros estuviéramos bien económicamente no reclamaríamos nada‘, dijo Andrea Rodríguez, la mamá de Benjamín Cabrera un nene que tiene una hemiparepcia derecha (parálisis), entre otros problemas. Al igual que ella, otras personas contaron el drama que viven desde que fueron a cobrar y notaron que el recibo decía $0.

Miguel Castillo tiene 58 años. En 9 de Julio todos los conocen. Padece una discapacidad motriz desde niño: no tiene piernas, no puede mover con facilidad sus brazos y casi no habla. Tenía la pensión desde los 18 años y este mes cuando una prima fue a cobrar, le dijeron que el beneficio estaba dado de baja. ‘No tengo ni para los pañales‘, dijo Miguel, mientras que su prima explicó que les dijeron que el hombre está casado con una mujer de Buenos Aires, que cobra un sueldo elevado. Sin embargo, el Miguel es soltero, no conoce a esa mujer y mucho menos, Buenos Aires.

‘Cobraba $4.000, ahora no podemos ni pagar a luz‘, dijo la prima de Miguel y comentó que les explicaron que si se divorcia de la mujer podrá obtener otra vez el beneficio. Otro caso es el de Benjamín Cabrera, de 7 años. El niño no puede movilizar la parte derecha de su cuerpo. Además le faltan la mitad de las neuronas, tiene problema para leer, hablar y escribir, y sufre de epilepsia.

Cobraba $4.000, su mamá dijo que ese dinero, en gran parte era usado para pagar los gastos de la maestra DAI, como el seguro y el traslado. A él le sacaron el beneficio porque su papá cobra más de $20.000 de básico, sin embargo, su neto no llega a los $15.000 con los descuentos. Mario Rosales, es otro papá que contó, que a pesar de que ellos trabajan y que su hija no necesita el dinero, dependen de otros beneficios de la pensión como la obra social, que les permite poder costear los gastos de un hogar para su hija.

‘Si a ella la sacamos del Hogar Huarpe, mi esposa o yo debemos dejar de trabajar. La cuota cuesta más de $20.000 y no podemos pagarla. Estamos desesperados y en el hogar no somos los únicos damnificados‘, dijo el hombre.