En Caucete. Guillermo tiene 80 años y en su casa hay dos banderas argentinas. A la derecha, el momento de izar el pabellón en Malvinas: la foto fue tomada con un rollo de los ingleses ya usado, por eso la superposición de imágenes.


“Mayor, tome este paquete. Hay dentro tres pabellones argentinos, los dos más chicos son para el capitán Giachino y para la patrulla que va a volar el puente. El más grande es para usted, para izar en el primer palo que encontremos cuando tomemos el cuartel”. Guillermo Rodríguez recuerda la orden que le dieron aquella noche del 1 de abril en el hangar del helipuerto del buque Santísima Trinidad, en medio del mar y a horas del desembarco. El comandante de aquel equipo de comandos de la Marina, Guillermo Sánchez Saborots, le acababa de dar al sanjuanino un honor que hoy, a 35 años de la Gesta de Malvinas, lo sigue llenando de orgullo. Es que el caucetero protagonizó el primer izamiento de la bandera argentina en las Islas Malvinas en la madrugada del 2 de abril de 1982. Y no en cualquier palo, sino en el mástil del cuartel de los Royal Marines.


“Si bien en aquel momento aún la adrenalina estaba alta, sí entendía la dimensión de lo que significaba izar la bandera argentina en las Islas Malvinas. Aún hoy me llena de orgullo, es una sensación inexplicable y que se vuelve más fuerte cada 2 de abril”, confesó Rodríguez, hoy de 80 años.


El 2 de abril de hace 35 años fue un momento inolvidable en la vida de Rodríguez. “Antes, durante y después del desembarco sólo recuerdo estar totalmente enfocado en la misión. Me olvidé que tenía esposa y tres hijos chiquitos y creo que fue porque para eso, para la guerra, me había preparado tanto tiempo”, reconoció. Igual, tres años después de Malvinas se retiró de la Armada (por entonces era encargado del Batallón V de la Infantería de Marina, en Tierra del Fuego), volvió a San Juan y se dedicó a su familia. “El proceso de desmalvinización que hubo ya se terminó. Por ejemplo, yo me siento respetado y querido por los papás y los alumnos cuando vamos a dar charlas en las escuelas. Y en los actos de cada 2 de abril veo cómo la gente nos aprecia y valora. No creo que haya un argentino que desee que las Malvinas sigan siendo de los ingleses”, apuntó.

RECUERDOS


Rodríguez integraba un grupo de elite, altamente preparado y elegido especialmente para hacer el primer desembarco. Salieron de Mar del Plata el 24 de marzo rumbo a Puerto Belgrano y días después, hacia las islas. “Hasta entonces, creíamos que era para hacer ejercicios de rutina. Pero después, ya en medio del mar, nos dijeron el motivo de la misión. En la noche del 1 de abril, a unas 10 millas de la costa, empezamos a bajar en gomones hacia la costa”, recordó el también abuelo de 5 nietos.


Una vez que pisaron tierra, en una zona de acantilados, dejaron los trajes de neoprene y se separaron. Un grupo fue hacia la casa del gobernador, otro a un puente clave y Rodríguez, junto a otros hombres, al cuartel de los Royal Marines. “Tomamos el cuartel y ahí mismo izamos el pabellón. Eran las 6 y 45 de la mañana y fue entonces cuando sentimos los ruidos de la batalla en casa del gobernador. Nos ordenamos salir en apoyo y cuando íbamos llegando al lugar, sacaban a Giachino herido rumbo al hospital”, dijo Guillermo.


Los ingleses se habían rendido y al sanjuanino le tocó la tarea de recoger todos los equipos y armas de los prisioneros de guerra. “Con mi comandante, el de los ingleses y el par mío en rango, un suboficial mayor inglés, fuimos luego al hospital. Cuando llegamos, nos avisaron que Giachino había muerto, así que fuimos a reconocer el cuerpo. Cuando entramos y salimos de la morgue, los dos militares ingleses que nos acompañaron nos saludaron con la venia. Siempre reconocí ese gesto de respeto”, señaló Rodríguez (Giachino fue el primer caído argentino en Malvinas).


A esa altura, ya el Batallón de Infantería 2 había desembarcado y luego Rodríguez y los demás comandos volvieron al continente a esperar nuevas órdenes. El sanjuanino, finalmente, nunca más volvió a las islas.

Extensión

74 Días duró la Guerra de Malvinas. El 2 de abril se produjo el desembarco argentino, mientras que el 14 de junio el militar Mario Benjamín Menéndez, quien falleció el 18 de septiembre de 2015, firmó la rendición argentina.
 

Hoy, el acto

El acto central en el que se conmemorará un nuevo aniversario del inicio de la Guerra de Malvinas y el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas será a las 10 en plaza España.
 

Los fallecidos

Isleños murieron durante la Guerra, 649 militares argentinos (1.300 heridos) y 255 efectivos ingleses (777 heridos). En total, los fallecidos fueron 907 personas, de acuerdo a los informes conocidos hasta ahora. 

Opinión

Un cambio de mirada

Eduardo Carelli
Historiador, investigador y analista internacional

La Guerra por Malvinas aceleró la descomposición del Proceso Militar pero también creó una sociedad en exceso pacifista que quiso olvidar rápidamente los hechos. Ahora, tenemos una sociedad que está reclamando una política de Estado clara, seria y a largo plazo, una defensa de la soberanía desde la severidad y la prudencia. 


Si analizamos la conducta diplomática de nuestro país descubriremos que nunca desarrolló un proyecto concreto que fuera seguido por todas las administraciones para lograr recuperar el archipiélago por esa vía. Hoy se habla de abordar la problemática desde una perspectiva más amplia e integral, y acercarse a Gran Bretaña y a los kelpers desde la necesidad de resolver problemáticas complejas.


Por otro lado, en mi opinión hay otro tema a considerar y es que los argentinos hemos construido una visión sobre el conflicto sin consultar a los excombatientes. Desde el cine, cierto periodismo y algunos relatos históricos se ha impuesto una visión acerca de la Guerra de Malvinas que en muchos casos no es compartida por quienes participaron del conflicto. Recién ahora, y quizá como consecuencia de nuestras recientes crisis, la sociedad se cuestiona, revisa la historia y se permite redescubrir el conflicto. Así, de pronto, ya no se muestran o los argentinos no quieren ver sólo las miserias de la guerra, sino también los actos heroicos que son reivindicados por los excombatientes, al punto que ahora recuperan protagonismos nombres olvidados como los de Pablo Carballo, Owen Crippa, Oscar Ledesma y tantos otros que no pretenden reivindicar el Proceso, ni la decisión de ir a la guerra, pero que han comenzado a enorgullecerse por el sólo hecho de defender la patria.