Un espectáculo de color. Cada departamento homenajeó a una mujer anónima. Los carros este año fueron reemplazados por colectivos o por camiones. Además volvió el séquito numeroso que hizo bailar a todos los sanjuaninos.

En el momento que los carruajes comenzaron a circular por la avenida Central, la lluvia se detuvo. Si bien el cielo siguió encapotado, la tregua climática hizo que, tras la suspensión del viernes pasado, el Carrusel del Sol pudiera deslumbrar una vez más a unos 165 mil sanjuaninos. Ni bien salió el último carro, la tormenta se descargó. Muchos dijeron que la Difunta Correa hizo detener el temporal durante más de una hora. Así fue que la multitud pudo ver cómo los 19 departamentos rindieron homenaje a la Difunta Correa y su amor de madre. Este año, el Carrusel tuvo sus particularidades. En muchos casos se optó porque la Reina departamental fuera en otro vehículo distinto al carruaje, ya que estos, en su mayoría eran camiones o colectivos. La apertura estuvo a cargo del camión cisterna de Vallecito que fue fileteado por artistas locales y nacionales. Además, hubo varias reinas que fueron transportadas en autos antiguos.

A la gente no le importó la lluvia. Hubo muchos paraguas y ponchos de agua fueron una postal frecuente.


Sorprendieron a la gente las flores de Albardón, los cantos de las maestras jardineras de Santa Lucía, el despliegue de color de Pocito, pero por sobre todo, lo que más llamó la atención de los chicos fueron los guanacos que bailaban y que representaron a Calingasta.

Volvió el séquito de bailarines que puso entusiasmo, música y energía a una noche en la que el fantasma del temporal estuvo presente. Una vez más, Sergio Goycochea, que recorrió la avenida rodeado de pequeños ciclistas, provocó la ovación de la gente que se acercó a él para sacarse una foto.

De todas las edades. Entre los participantes de cada carruaje había gente de todas las edades y muchos niños El aguante.


Una nota distintiva en esta edición fue el aguante que le hizo la gente a la fiesta ya que a pesar de la suspensión y de los pronósticos de mal tiempo, sumada a la llovizna de la tarde, permaneció en el lugar hasta que pasó el último carro.