Todavía viven en Chimbas, el departamento que las consagró reinas en la década del "90, cuando eran muy jovencitas. Formaron sus familias, tuvieron hijos y hoy cada una tiene su vida hecha, pero sin duda, todavía son reinas. Valeria Sanduay, casada y con dos hijos (una nena y un varón), y Jésica Oropel, casada y con tres hijas, fueron la primera (en 1997) y tercera (en 1999) reina, respectivamente, del Carnaval de Chimbas. Algo que en su momento hizo que sus caras se hicieran muy conocidas no sólo en sus barrios sino en todo el departamento y que hasta sus compañeros de escuela se jactaran de tener en el curso "a la Reina del Carnaval".

"Me fueron a buscar del Lote Hogar 4 y primero dije que no, pero insistieron tanto que acepté. Y tuve la suerte de ser la elegida", contó Jésica. Su elección fue emocionante, porque hasta el último voto, iba empatando con otra candidata y fue el propio público el que decidió a su favor. "Aplaudieron, gritaron, hicieron tanto ruido que gané", dijo entre risas. Valeria, en cambio, se enteró que había sido la ganadora por DIARIO DE CUYO. "La elección había sido cerrada en la municipalidad y yo no fui a ver el resultado, porque me había ido a una carrera de bicicletas. Y al otro día, cuando vi el diario, salía mi nombre bien grande porque era la ganadora", relató.

En lo material, ambas guardan pocos recuerdos de sus reinados. "A mí me dieron un cheque, pero yo era chica y un señor de la agrupación que representaba me lo sacó de la mano, lo cobró y nunca me dio el premio", contó Valeria. El caso de Jésica fue parecido: "Fui varias veces a cobrar los premios, pero nunca me los daban y al último me cansé y no fui más". La hija de Jésica, hace 3 años, repitió la historia de su mamá y resultó ganadora del carnaval infantil. "Y la coronó Mario Tello, el mismo intendente que me coronó a mí. Fue muy emocionante", dijo la reina madre.

Tanto Valeria como Jésica coinciden en decir que lo más grato fue recibir el cariño de la gente. "Pero lo más triste fue que, después de la coronación, se olvidaron de nosotras. Participamos muy poco y casi nada de las actividades que siguieron. Hoy en día, se nota que a las reinas se las hace participar más", señalaron las dos.

Hoy, después de haber terminado un curso de estilista, Jésica trabaja en una peluquería. "Me encanta hacerlo y como es un trabajo de medio día, puedo estar con mis nenas. Para mí, siempre mi familia va a ser lo más importante", afirmó. Valeria, en tanto, abrió su propio negocio de ropa en su casa. "Me recibí de docente, pero no ejercí nunca. Siempre prioricé estar con mis hijos y criarlos. Ahora, este trabajo, me permite estar en mi casa", dijo.

Con un poco de pudor, accedieron a fotografiarse, sin dejar de bromear. "Bueno, los años pasan y uno cambia, es inevitable", dijeron. Sus sonrisas, en cambio, tan frescas como cuando las coronaron, demostraron que la belleza sigue ahí, intacta dentro de esas dos chicas que un día soñaron con ser reinas y lo consiguieron.