En 1856, mucho antes de adquirir su casa en Buenos Aires, Sarmiento compró una isla en el Delta. Construyó en ella una casa de madera y armó su refugio. Los historiadores afirman que fue este hombre el que colaboró en civilizar el Delta que se transformó en una zona productiva, agrícola e industrial. Casi como un símbolo de su fe en el Delta, Sarmiento introdujo el mimbre, que aún hoy es el material de las artesanías regionales. Durante años, Sarmiento y Dominguito frecuentaron la casa del Delta. En 1966, a propuesta del Consejo y durante la presidencia de Illia, se declaró a la casa Monumento Histórico Nacional.