Hace 35 años que Ana María Zalazar de Pacheco tiene su puesto de flores a metros del cementerio de Las Chacritas, en 9 de Julio. Dijo que nunca en estas más de tres décadas de trabajo le tocó enfrentar una crisis económica como ahora. Que ni siquiera la intensa nevada de hace 20 años que le impidió trabajar y vender su mercadería le generó tantas pérdidas y angustia como la que vive desde que arrancó la pandemia. Y esta situación es la que enfrenta cada trabajador del rubro que, según dijeron, trabajan casi sin margen de ganancia para poder vender y con riesgo de tener que cerrar si el panorama no mejora. Sin embargo, tienen la esperanza que este fin de semana repunten las ventas por celebrarse el Día del Padre.

Hace más de un año que no se veía tanto movimiento en el puesto de Ana María. Volvió a convocar a sus dos empleados y a un par de familiares para trabajar. Como se enteró de que el cementerio de Las Chacritas al menos abrirá hoy, en la previa del Día del Padre, se animó a comprar más flores con la esperanza de que haya un repunte en las ventas. Aunque el pedido fue mucho menor que antes de la pandemia. Dijo que se vio obligada a reducir la compra de mercadería por dos motivos: los proveedores de Mendoza y Buenos Aires subieron hasta un 100% los precios para los revendedores, y las ventas minoristas se redujeron más de la mitad debido a la pandemia. "Hasta el 2019, para el Día del Padre compraba hasta 7 cajas de claveles para vender. Esta vez sólo una. Es que me cuesta el doble y la tengo que vender casi al precio de costo. Nunca en la vida tuve que tirar un ramo de flores, ahora a veces tengo que tirar un pedido completo", dijo la mujer.

Arriesgada. Dora Aráoz dijo que compró flores con la esperanza de tener buenas
ventas esta fin de semana.

Dora Aráoz también tiene su puesto de flores cerca del cementerio de Las Chacritas y también decidió asumir riesgos con la esperanza de tener una mejor venta este fin de semana. Compró 400 claveles, 4 cajas de crisantemos, dos paquetes de rodas y un par de cajas de ramos de diferentes especies: la mitad de lo que solía comprar antes de la pandemia. "Yo abro el puesto porque amo este trabajo que hago desde hace 20 años y para que la gente tenga donde comprarle una florcita a su difunto. No gano casi nada, sólo lo justo para pagarle a mi ayudante y pagar los impuestos que nos cobra el municipio. Es que sólo aumenté los precios de las flores lo mínimo, entre 10 y 15 pesos, para poder vender algo. No sé por cuánto tiempo más voy a poder mantener el puesto abierto", dijo la mujer.

Marta Morales y Alfredo Tadini tienen sus puestos de flores uno al lado del otro, al ingreso del cementerio San Miguel, en Rawson. Este año, ninguno de los dos pensó en la competencia ni en hacer promociones para el Día del Padre. Es que si bajan más los precios tendrían cero ganancias. "Todo se complicó con la pandemia. Además de que los proveedores nos subieron los precios al doble, ahora también tenemos que pagar una vez que hacemos el pedido. Antes recibíamos las flores y teníamos unos días para pagarlas. La gente, que también la está pasando mal, viene y compra un clavel de 50 pesos o un crisantemo de 100 para ponerles a sus difuntos. Antes compraba dos o tres más un ramo", dijo Marta.

Por su parte, Alfredo dijo que si esto no mejora se verá obligado a cerrar. Agregó que mantiene su puesto abierto para seguir dándole trabajo a su empleada. Y culpó a la incertidumbre de su crisis laboral. "No entiendo por qué no abren en forma permanente los cementerios si son grandes predios y al aire libre, con menos riesgos de contagio. Pero un fin de semana abren y otro no y uno no sabe si comprar flores o no. Así no se puede seguir", sostuvo.

Pesimista. Martín Donoso dijo que si siguen las restricciones por la pandemia,
no le quedará más opción que cerrar su puesto.

Martín Donoso, uno de los floristas que tiene su puesto al ingreso del cementerio de Capital, no pudo ocultar su entusiasmo. Hizo una venta de 600 pesos como hace más de un año no hacía. De todos modos no tiene la esperanza de que se repita. "Cada vez estamos peor. Lo paradójico es que lamentablemente se está muriendo mucha gente por día, pero no aumenta la venta de flores. Es que los familiares de los difuntos no vienen a visitarlos porque no saben si el cementerio está abierto o no porque todas las semanas el Gobierno anuncia nuevas medidas. Con esta incertidumbre no se puede trabajar ni dar trabajo", sostuvo.

La variación de precios


Estos son los precios de algunas flores antes y después de la pandemia, según los floristas en los cementerios consultados para la nota.

* Claveles. Antes se vendían a 40 pesos o en una promoción de 3 por 100 pesos. Ahora, cuestan 50 y 70 pesos cada uno. Y ya no entran en promociones.

* Crisantemos gigantes. Antes costaban entre 50 y 70 pesos cada uno. Ahora, cuestan entre 70 y 100.

* Ramos. Antes costaban entre 140 y 220 pesos según tamaño y variedad. Hoy, los mismos, cuestan entre 150 y 240 pesos.