Arriba de los caballos y lookeados de igual manera que los demás gauchos, los niños también fueron protagonistas de la cabalgata. Y muchos lo hicieron para acompañar a sus papás, abuelos o tíos. Con sólo 6 años, Lucas Molina cabalgó solo en un caballo, junto a su papá. Atrás de él, Manuel Cabello, de 9 años, hizo lo propio junto a su abuelo, mientras que otros chicos fueron hasta con las mamás de algún amigo, y todo para estar presentes. En la llegada a la difunta la gente los aplaudió con más fuerza, ya que se valoró el esfuerzo que ellos también hicieron.
A lo largo del camino los chicos disfrutaron a su manera de esta experiencia, que para algunos fue la primera de muchas. Algunos se durmieron tapados con ponchos, en el lomo de los caballos o en algún sulky; otros fueron tomando la leche en la mamadera y no faltaron los que dijeron presente a pesar de que aún no dejaron el chupete. Así fueron las estrellas y todos quisieron fotografiarlos.
Para las placas
Tras los actos hubo dos inauguraciones. Una de ellas fue un mural de la Difunta Correa y la otra fue una pared en la que colocaron todas las placas recordatorias de esta travesía. Esto, porque estaban dispersas en distintos sectores del paraje caucetero. Este sector se abrió para colocar todas las placas de las futuras cabalgatas.
El tiempo
Muchos de los gauchos pensaron que la mañana iba a estar muy fresca, sin embargo esta vez el tiempo jugó una buena pasada. Gran parte de la jornada estuvo nublada y amenizó el paso de los caballos. Sin embargo cuando el sol salió se hizo sentir con mucha fuerza. Esto fue cerca del mediodía.