El día del incendio. Abigail fue retirada de la casa con ayuda de sus familiares y vecinos. La mujer no podía contener la angustia de haber perdido a su hija de 5 años en medio de las llamas, pese a haber intentado rescatarla.

 
Se pasa varios minutos por día mirando por la ventana lo que quedó de su casa. Se aferra a las rejas que están tiznadas, y a pocas horas de haber enterrado a su hija no puede soportar el dolor de saber que no pudo salvarla. Casi no llora, porque busca mantenerse fuerte ante sus otros dos hijos, y aun así a Abigail Díaz aún le cuesta asumir la dura realidad que le toca vivir. Es que la mujer perdió a su hija de 5 años, que sufría una discapacidad, luego de que su casa ardiera en llamas, el lunes pasado.

La mujer, que a pesar del dolor siente un poco de paz porque pudo rescatar del fuego a sus otros dos chicos de 3 y 7 años, habló con DIARIO DE CUYO y contó cómo fue el duro momento que le tocó vivir y dijo que ella se despertó porque su hija, la nena que murió, le gritó ’¡mamá!’. 


Con la voz baja, moviendo lentamente una de sus manos en la que aún se pueden ver las enormes ampollas que le quedaron tras el incendio, la mujer relató que ella se despertó al oír el grito de su hija Astrid. ’Estábamos durmiendo y me desperté porque la escuché a Astrid gritar ‘¡Mamá!‘. Cuando abrí los ojos las llamas iban por el techo. Me despertó el grito de mi hija, pero después no la oí más. Sólo la escuché una vez‘, dijo Abigail, que mira para el cielo a cada rato. 

El papá. El padre de la nena comentó dónde encontraron el cuerpito de Astrid, en la habitación que ocupaba con sus hermanitos. El hombre, que trabaja como trapito cerca de la plaza de Santa Lucía, no podía creer la desgracia. 


Los Galaz son una familia humilde. Tenían dos ventiladores, de los cuales uno estaba un poco roto y no era muy potente. Es por eso que decidieron llevar los colchones al comedor para dormir con la ventana abierta para que entrara aire más fresco. ’Cuando dormíamos ahí, los chicos tenían la maña de irse a su pieza en la mitad de la noche. Tiraban los colchones de las cuchetas. Astrid siempre lo hacía’, dijo al tratar de buscar explicaciones de por qué su nena estaba en la otra habitación. 


Aún sin saber cómo hacer para continuar con su vida, sin poder entender por qué el destino les jugó esta mala pasada. Abigail y su esposo, Jesús Galaz, contaron que sienten mucho dolor por lo que les toca vivir. ’No entiendo cómo pasó todo. Fue tan rápido y no sé cómo voy a hacer para seguir’, dijo Abigail, mientras que su esposo comentó que la nena estaba por empezar a ir a la escuela y que en el barrio todos la conocían porque era muy alegre. La mujer dijo que aún le suena en su cabeza ese último grito de su hija, sin embargo rescata que tuvo la posibilidad de poder salvar a sus otros hijos. ’Yo me desperté y el fuego estaba en la habitación. Vi las patitas de Zacarías -el nene más chico- detrás de la cortina. Estaba paradito bajo la ventana que da a la calle. La cortina tenía fuego porque las llamas venían por el techo. La cortina me quemó la mano, pero lo saqué. Cuando volví a entrar estaba Lorenzo -el otro hijo- debajo de la mesa del televisor como protegiéndose y lo saqué.

Pero, cuando quise regresar ya no podía entrar porque las llamas estaban hasta en la puerta. Se había incendiado todo. Ya no podía sacar a Astrid’, dijo la mamá de los chicos con los ojos cerrados y moviendo su cabeza como diciendo no. Y recordó que los vecinos se mojaron para tratar de entrar por el suelo y hasta unos albañiles hicieron lo posible para rescatar a la nena, pero no pudieron. ’Los chicos de la obra -una construcción- salieron con los cascos y las camisas quemadas’, agregó. 


Los papás de Astrid comentaron que los bomberos y personal de Energía San Juan les dijeron que el incendio se originó por una falla eléctrica. Sin embargo, agregaron que alguien les comentó, no recordaban quién, que quizás la nena estuvo jugando con un encendedor. ’Cuando nos fuimos a dormir el foco quedó toda la noche prendido -el foco de la habitación de los niños que es donde se inició el incendio supuestamente-. Lo de nunca, porque siempre dormimos con todas las luces apagadas. Los niños están acostumbrados a dormir a oscuras. Esa noche yo dejé el foco prendido... no sé por qué no lo apagué. Antes de acostarme corrí las cortinas, cerré las otras ventanas y las puertas. Parece que en la noche Astrid se fue para allá y se durmió’, recordó Abigail y dijo que no sabe si ese foco encendido fue la causa del incendio. ’La instalación era mala. Era muy vieja la instalación, las llaves hacían chispazos cuando prendíamos las luces. Pero realmente no sabemos qué pasó. Arriba de la mesada tenía un envase vacío de 5 kilos, que usábamos para guardar la leche, y arriba de ese recipiente tenía un encendedor naranja que usábamos para prender la cocina. Pero no creo que lo haya agarrado. Me parece raro que Astrid haya hecho eso porque ella no jugaba con fuego. El más chiquito -por Zacarías- capaz que sí porque es más indio, pero ella no; y el nene estaba durmiendo conmigo’, agregó la mujer, tratando de hallar explicaciones ante semejante desgracia.