Antonia Ibáñez tiene 55 años y desmintió la denuncia de sus exvecinos sobre el abandono de Ramón (35) y José (32). Dijo que visita a sus hijos, que les lleva comida, que a uno lo trae constantemente a la casa de su pareja y que necesita una vivienda propia y una pensión por discapacidad para poder mantenerlos. Antonia tiene 6 hijos, de 35 a 21 años, y los dos mayores son quienes presentan retraso mental. Otro joven vive con ella, un varón reside en Caucete, una hija está radicada en Iglesia y la mujer más chica convive con el novio.

-Los vecinos dijeron que ayudan a sus hijos porque usted los abandonó, ¿cuál es su versión?
-Uno de los vecinos, el de la carnicería, y otro que vive ahí cerca (Centenario y Mendoza) me corrieron. Les llenaron la cabeza a los hijos míos, especialmente a Ramón, que es el que hace las changuitas y se mantiene solo, diciéndole que no me diera plata. Y cada vez que se metían en mi vida, se armaban las discusiones, llamaban a la Policía. Encima quieren que les dé los documentos de los niños para que les tramiten una pensión, pero lo que quieren es ser tutores y quedarse con la plata. Quiero que aclaren que me he venido a otra casa pero que no abandoné a mis hijos. Desmiento todo eso, no es así. Yo los visito y les llevo comida.

-¿Pero cada cuánto tiempo los visita?
-Seguidito. Anoche justamente pasé y me traje a José para la casa. Se quiso venir conmigo y seguramente va a estar unos días y después se va ir con su hermano. Yo hago changas y les llevo alguna mercadería o comida. No les saco nada, ni un peso.

-Los vecinos dicen lo contrario y que son ellos quienes les llevan alimentos.
-Ellos son metiches. Les dan porque quieren, no porque yo les pido. Los vecinos, con todo esto, me han arruinado la vida.

-¿Por qué no trae también a su otro hijo a vivir con usted?
-Ramón no tiene tanto retraso mental como José y él tiene la capacidad para manejarse solo. Sabe trabajar, sabe hacer la comida y mantenerse. Además, tiene su televisor, su radio, su colchón y sus cosas y no las quiere dejar. A José me lo traigo porque es más vulnerable. Pero son hombres grandes que hasta saben prepararse un plato de comida.

-¿Qué necesita para poder vivir junto a sus hijos?
-Necesito una casa, en la que pueda disponer y manejar mi vida, en la que pueda traer a mi pareja y que nadie me diga lo contrario. Pero también necesito que me ayuden con la pensión por discapacidad de mis hijos, para vestirlos, para comprarles calzado y comida. Mis niños ya tienen más de 30 años y nunca me dieron ningún tipo de asistencia. Yo soy celíaca y tampoco nadie me ayudó. Sólo en el CIC me daban unas bolsas de mercadería, pero con este problema ya no me dan nada.

-¿Cómo va a seguir la situación?
-Yo quiero tener a mi familia de vuelta conmigo, tener a todos los hijos bajo un techo. Ahora estoy viviendo en la casa de mi pareja y aunque no tiene problemas en que me traiga a los dos más grandes, yo quiero mi casa. Anduve muchos años de un lugar a otro, de prestada, pero es hora de tener mi casa propia.