Los casos de coronavirus en San Juan se multiplican con el correr de los días y las distintas historias, en su gran mayoría negativas y lamentables, van casi en la misma sintonía. Como es el caso de Rubén de Vita, un hombre de 57 años, sano, que vivió una verdadera odisea antes de ser internado y, cuando por fin consiguió que lo atendieran, le diagnosticaron Covid-19 y murió a los pocos días. Todo en un contexto de incertidumbre y supuestas situaciones irregulares, tal como denunció su familia ante las autoridades de Salud Pública como en la Policía, abriendo así una causa judicial.

Todo comenzó el primer fin de semana de octubre. Según contó a DIARIO DE CUYO su esposa Carina Vera, Rubén no padecía ninguna enfermedad, pero en esta época primaveral padecía una leve alergia que años atrás se solucionaba con una medicación por duplicado. Esta temporada la situación fue distinta, porque necesitó cuatro dosis e igual comenzó a desarrollar una tos seca atípica en él. Sin embargo, su médico de cabecera le dijo que sus pulmones estaban en buen estado y le recetó unos remedios.

Los días pasaron, o más precisamente las horas, y Rubén continuó con tos. El domingo 4 de octubre su mujer llamó al 107 para dar a conocer la situación y le dijeron que como tenían obra social debían dirigirse hasta a un centro de salud privado. Entonces Carina llevó a su esposo hasta la Clínica El Castaño, donde después de varias y idas y vueltas, los derivaron al Hospital Rawson. Una vez allí, la pareja intentó ingresar por calle Santa Fe y los mandaron por General Paz. Por esa entrada les dieron un formulario para llenar y para que regresen por el ingreso anterior. Sin embargo, les dijeron que no tenían insumos para llevar adelante una prueba de PCR (hisopado).

La bronca y, sobretodo, el malestar de Rubén iban en ascenso, pero dedicieron regresar a su casa de Santa Lucía. Recién el lunes en la madrugada fue una ambulancia, que primero quiso llevar al hombre al Hospital Rawson pero que finalmente terminó trasladándolo al Privado. Le hicieron una placa y el resultado no fue el mejor, ya que apareció un inesperado principio de neumonía. De inmediato aislaron al trabajador de servicios de mensajería y, según su esposa, “no le dieron ni un vaso de agua ni me dejaron que yo le llevara”. Unas 7 horas después, un móvil sanitario llevó al paciente hasta el Hospital Marcial Quiroga sin imaginar que nunca más iba a salir con vida.

“Ahí me dijeron que lo internaron en la parte de Covid y no lo vi nunca más. Solo nos comunicamos por teléfono. Encima apenas llegó le hicieron análisis y le dijeron que ‘no tenía sangre’, en consecuencia de haber pasado muchas horas sin haberse hidratado”, relató la mujer.

Desde ese momento y por 5 días, la familia de Rubén sólo vivió horas de incertidumbre. “El día martes, primero me dijeron que mi marido estaba medianamente bien, que no hacía falta que vaya a terapia. Él no quería comer, sólo un poco de flan que luego vomitó y le cambiaron la medicación, pero no tuvo fiebre”, explicó Carina.

Veinticuatro horas más tarde, el propio Rubén le avisó a su mujer que había dado positivo de coronavirus y le pidió que tanto ella como su familia se sometan a un test para determinar si se contagiaron o no. De todas maneras, el resto de los integrantes de su casa ya estaba aislados y en buen estado de salud.

El día jueves, Carina no pudo comunicarse con los médicos por la mañana, pero sí tuvo “suerte” por la tarde. “Hablé con la doctora y me dijo que Rubén estaba bien y que había comido. Pero estaba con oxígeno y no podía hablar, como que no tenía ánimo de hacerlo”, contó y agregó que también “volvieron a cambiarle la medicación y lo trasladaron hasta otra habitación”.

La incertidumbre crecía día a día en la familia de Vita, a tal punto que Rubén habló con Carina y le pidió que consulte la posibilidad de concretar una internación domiciliaria, solicitando un tubo oxígeno a través de su obra social. Es más, por la tarde de ese viernes y según afirmó la viuda, la doctora le dijo que era el mejor día del paciente, sin fiebre y avanzando en su recuperación. Hasta que otra vez Carina recibió un triste llamado de su esposo diciéndole: “Venite (al hospital) que me estoy muriendo, vení buscá las cosas. Ahora te tengo que cortar porque no puedo hablar más”.

Las horas pasaron y la mezcla de sensaciones se hizo cada vez más grande en los de Vita. “Esperé hasta las 18 del sábado 10 y llamé al hospital. La doctora me dijo que no fue a ver a Rubén porque él no necesitaba que vaya. Y a las 23 me llamaron diciéndome que mi esposo había fallecido por un paro cardiorrespiratorio y que nosotros (Carina y sus 3 hijos) no podíamos ir porque estábamos aislados en nuestra casa”, relató la mujer.

Con todo el dolor del mundo, una sobrina de la familia asumió la situación y fue hasta el Marcial Quiroga, donde después de algunas averiguaciones, se enteró que el hombre había perdido la vida en la guardia y no en un área Covid, porque supuestamente era el único lugar en el que había un respirador disponible.

“Nos mintieron todo ese tiempo, nunca nos dijeron la verdad. No entiendo por qué no me dijeron que mi marido estaba mal. Estando internado, le llevé un bolso con barbijos, elementos de aseo personal y dinero, pero todo se perdió, jamás lo encontraron”, detalló la mujer.

Una semana después del deceso de Rubén, Carina tomó coraje para hablar y así afirmar que “hicimos una denuncia en el mismo hospital, en la comisaria quinta y la causa llegó al juez Matías Parrón (Quinto Juzgado Correccional), por lo que estamos esperando que nos cite a declarar sobre los hechos porque además tenemos todos los informes médicos”.

La mujer no sabe cómo definir lo que ocurrió con su esposo, si hablar de abandono de persona o ponerle otro rótulo, pero lo que sí considera es que le mintieron. “En ningún momento me dijeron la verdad, que Rubén estaba mal. Es muy doloroso y cruel, pero voy a ir por todo en la Justicia porque mi marido ingresó caminando al hospital y después me lo entregaron en una urna porque lo cremaron”, cerró Carina Vera en medio de su angustia.