La obra. Están alargando las rampas, pero no rompieron el paso peatonal. La obra se hace por sector para no interrumpir el tránsito.

Hace unos meses, los vecinos de Rivadavia salieron a quejarse porque en la flamante avenida Punta de Rieles, que es la continuación de la calle Nuche de Capital, habían puesto dos reductores de velocidad que eran muy elevados, con rampas de mucha pendiente y por eso rompían los vehículos que circulaban por el lugar. Ante este reclamo, desde la Municipalidad de Rivadavia comenzaron a reformar esta especie de lomadas que técnicamente se llaman "pasos peatonales". Lo que están haciendo es alargar las rampas y así hacerlas más suaves.

Los dos pasos peatonales están en la avenida Punta de Rieles entre Hipólito Yrigoyen (ex San Miguel) y calle Mariano Moreno. Días atrás comenzaron a demoler las rampas para volver a construirlas. Es por eso que hoy se puede ver en el lugar pedazos de pavimento levantado.

"Dejamos intactas las sendas peatonales. Ese núcleo no se tocó porque no era necesario. Lo que se hizo fue demoler las rampas de ascenso y descenso y volver a construirlas más largas. Hay que esperar siete día para que fragüen y se pueda volver a circular", dijo Guido Marello, director de Obras de la Municipalidad de Rivadavia.

Antes de la modificación, cada rampa medía 1,10 metros y ahora se extenderá a 1,70 metros. Esto hará que el paso de los vehículos por ese obstáculo no sea tan brusco. Para hacer estas modificaciones no fue necesario cortar la arteria. Se trabajó por calzada para no interferir en el tránsito.

Esta avenida, que en Capital se llama calle Nuche, se habilitó a mediados de año, luego de colocar iluminación y semáforos. En su momento, los vecinos sugirieron que el reductor fuese similar al que está en la Nuche, y Segundino Navarro, que el paso peatonal mide 15 centímetro de alto y cada rampa tiene 2 metros de largo. Más allá de la modificación que están haciendo en el lugar, desde la Municipalidad sostienen lo que afirmaron en un principio: que las rampas estaban bien construidas, pero que el problema es la velocidad en la que circulan los vehículos. "No es una vía rápida. La máxima estipulada y señalizada es de 40 km/h, pero casi nadie respeta eso", dijo el funcionario al frente de Obras.