Zumba para todos. Los chicos, las mamás y los profesionales del centro de rehabilitación disfrutaron de una clase de zumba. Algunos bailaron solitos y otros niños, en brazos de los payasos. 

Milagros Ceballos tiene 6 años y sufre parálisis cerebral. Camina hace poco y eso no fue impedimento para que bailara sin parar y hasta se animara a hacer zumba. Emiliano Atampi, de 5 años, fue diagnosticado cuando nació con parálisis vegetativa, pero ayer demostró que a pesar de su dificultad se puede mover y hasta seguir el ritmo de la música con sus manos. Al igual que ellos, otros niños que tienen problemas neuronales y que se rehabilitan en el Centro de Rehabilitación Integral disfrutaron de un festejo por el Día del Niño, en el que todos rieron sin parar. El chocolate fue organizado a pulmón entre los profesionales que trabajan todos los días en el lugar, sus familiares y estudiantes de kinesiología que hacen prácticas ahí. 


Globos de colores y gallardetes en todos los rincones de centro de rehabilitación dieron un toque distintivo a la mañana. Los chicos llegaron cerca de las 9,30 como lo hacen casi todos los días, pero esta vez no hicieron ejercicios para caminar o aprender a hablar. Primero compartieron un chocolate con torta y luego llegó el momento de la diversión. Las primeras sonrisas comenzaron a asomar en el rostro de los chicos, cuando niños y jóvenes de la Murga Calaveras Arrabaleras comenzaron a bailar. El colorido de los trajes y el brillo del maquillaje de los murgueros se mezcló con el gris de las sillas de ruedas y la ropa de los especialistas. Y así todo se volvió alegría. Leandro, un chico que todos los días visita el Centro de Rehabilitación bailó sin parar, e incluso se animó a tirar algunos pasos murgueros.


Mientras que Sofía y Bautista se movieron en los brazos de sus mamás. Todos con enormes sonrisas. 


Además de murgueros, los chicos jugaron a ser zumberos. Bailaron reggaetón y hasta cumbia e hicieron que las psicólogas, terapistas ocupacionales y hasta los kinesiólogos bailaran con ellos. Y mientras algunos se movieron sin parar, otros lo hicieron ayudados por sus mamás, para poder mantenerse de pie. Y la alegría de los padres fue tal que hubo muchos que no pararon de sacarles fotos y sonreír al ver la felicidad de sus hijos. Fue un festejo cargado de emociones. ‘Me dijeron que no iba a caminar y hoy la veo bailar y no lo puedo creer‘, dijo la mamá de Milagros Ceballos que no paró ni un instante.

Historias

Bailarina. Aitana tiene 4 años y padece mielomeningocele. Aprendió a caminar hace dos meses y ayer no paró de bailar, con ayuda de sus bastones. La nena se divirtió hasta con los payasos y la murga. 
En su silla. Alexander tiene 4 años y sufre de Síndrome de West, una alteración que le produce epilepsia. En su silla de ruedas el nene recibió su obsequio. En compañía de su mamá, Alexander rió durante todo el festejo.