Enrique Bordón. El hombre se considera un buen trabajador y ahora hace de todo un poco para sobrevivir. Las macetas de cemento son su fuerte.

Quedarse sin empleo fue una de las peores cosas que debieron atravesar. Aman la dignidad que les da poder trabajar y es por esto, que a pesar de que la fábrica en la que eran operarios cerró, Enrique Bordón y su hijo Darío empezaron a rebuscarse la vida para no convertirse en desempleados. En el marco del Día del Trabajador, que se celebra mañana, contaron cómo hacen para vivir el día a día, y cómo convirtieron el patio de su casa en un taller en el que reparan electrodomésticos y hasta fabrican macetas de cemento.

Enrique trabajó 25 de años en Itec y su hijo Darío, 10 años en el mismo lugar. Cuando la fábrica autopartista cerró sus puertas ambos quedaron sin su sustento mensual. Y aunque cuando quedaron sin su empleo fijo pensaron que el mundo se les venía abajo, ahora están seguros que no pasarán hambre ni necesidades, pues están dispuestos a trabajar de lo que sea. Hoy se consideran emprendedores y están orgullosos de contar sus historias.

El primero en ponerse el traje de buscavida fue Darío. En pocos días pensó qué hacer y empezó a reparar electrodomésticos y a colocar aires acondicionados. "Estudié en la escuela del barrio Aramburu y gracias a la enseñanza que me dieron tengo conocimientos de electricidad. Además hice cursos y hoy, es lo que mejor sé hacer. Entonces monté un taller en el patio de mi casa para tener este trabajo", dijo el menor de los Bordón y contó que de a poco fue incentivando a su papá para que también comenzara con alguna "changuita". Es que, el cierre de la fábrica le significó a Enrique un gran golpe, del que costó mucho levantarse.

Darío empezó con la reparación de electrodomésticos casi de inmediato; y no se quedó sólo con el taller de su casa. En un viaje a Valle Fértil, más precisamente a Astica descubrió que en ese pueblo no hay quién haga el trabajo que él sabe hacer. Así fue que, consiguió quién le alquile una casita por día y empezó a viajar para arreglar las cosas de la gente del pueblo. "Las personas me llama y me dice qué se les rompió. Hay algunos electrodomésticos como la heladera que con el sólo detalle que me da la gente por teléfono puedo saber qué tiene", dijo Darío y comentó que lleva los repuestos desde la ciudad y que hasta habló con quienes le venden los materiales que usa para las reparaciones para que le envíen las cosas que vaya necesitando.

"Me comentaron que en Los Berros pasa lo mismo que en Astica, así que empecé a ver cómo hago para viajar con mi papá hasta allá para hacer las reparaciones.

Darío Bordón. Tiene 32 años y una hija. Desde chico le gustó trabajar de técnico de electrodoméstico y ahora es su fuente de ingreso. Arregla principalmente heladeras y lavarropas.

Hay que abrirse nuevos caminos. Esa es la única forma de crecer", contó el más joven y dijo que igual sigue buscando un trabajo fijo que le brinde mayor estabilidad, pues hay meses que la pasa mejor que otros.
 

Para Enrique, el cierre de la fábrica fue muy duro. Su edad lo hizo pensar que no iba a poder salir, pero el tiempo le dio fuerza e ingenio. "Tengo 57 años y es difícil que alguien me emplee. Trabajé la mitad de mi vida en la fábrica", dijo el hombre y comentó que ahora se siente orgulloso, porque a pesar de que le cuesta puede seguir pagando las boletas de la casa y tiene dinero para comer todos los días.
 

Al tiempo que cerró la fábrica el mayor de los Bordón se puso a ayudarle a su hijo con los electrodomésticos, por qué no sabía qué hacer para tener dinero suficiente como para vivir. Una mañana fue con su esposa a comprar plantas para el jardín y las macetas que estaban a la venta lo inspiraron. "De intruso empecé a ver cómo se hacían y en internet vi videos", dijo y comentó que los tutoriales de YouTube fueron de gran ayuda. Así fue que las primeras macetas salieron bastantes desprolijas, pero las demás quedaron hermosas. Y cómo si el destino le estuviera jugando una buena pasada, se enteró por medio de un familiar de un hombre que vendía los moldes para hacer macetas de cemento, justo lo que él estaba empezando a hacer. Todo casi en simultáneo, por lo que tomó todas las situaciones como una señal de un nuevo comienzo. Junto a su cuñado, Enrique apostó al emprendimiento de las macetas. "Las vendemos casa por casa y ahora estamos yendo al puente de la Circunvalación y Paula Albarracín de Sarmiento para que la gente las pueda ver ahí", dijo y contó que además tiene un servicio de lunch y que él mismo hace las mesas y los caballetes que luego alquila.
 

"Mi papá se da manija para todo y es medio gitano", dijo entre risas su hijo Darío, es el que el mayor de los Bordón también trabaja cuando viajan a hacer las reparaciones de los electrodomésticos y hasta compra cortinas, manteles y mantas en Mendoza para venderlas cuando sale a ofrecer las macetas casa por casa.

Efemérides


El 1 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas que fueron ejecutados en 1886, mientras que luchaba porque se respete la jornada laboral de 8 horas, en lugar de las entre 12 y 16 que se trabajaban de corrido en gran parte de EEUU.

Ese año, el presidente estadounidense Andrew Johnson convirtió en ley la reforma. Pero no todos los estados la adoptaron, ni todos los empleadores la acataron. En Chicago, una fábrica no reconoció la victoria de los trabajadores. Entonces, el 1 de mayo de 1886 un grupo de sindicalistas anarquistas de esa ciudad comenzó una protesta por sus derechos. La huelga duró tres días y finalizó con un trágico episodio entre los trabajadores y la policía. Hubo trabajadores y policías muertos.

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Publicado por Diario de Cuyo en martes, 10 de abril de 2018