¿Cuál es la situación de la minería latinoamericana en un contexto de crisis?

-Hay una disminución en general de las exportaciones mineras desde el último trimestre del año pasado. En lo que va de este año hay pequeños desbalances, producto de una disminución en la demanda. Es el caso de la menor cotización de algunos metales, como el caso del cobre.

¿Cuáles son entonces las proyecciones a futuro?

-Entendidos calculan que todo este año va a ser difícil. Va a haber una retracción de las inversiones pero no en cuanto a los proyectos consolidados sino en aquellos proyectos que estaban en exploración. En el caso de los consolidados, en un seminario que realizamos recientemente en la OLAMI (Organismo Latinoamericano de Minería) hubo exposiciones de proyectos que se abrieron recientemente.

¿Por ejemplo?

-Me refiero a proyectos de Ecuador, Colombia, México, y en el caso de Argentina, Gualcamayo como uno de los ejemplos de San Juan.

En este marco, ¿qué acciones tomaron estos países latinoamericanos?

-En general se está instrumentando medidas para colaborar con las pequeñas y medianas empresas, fundamentalmente. También hay planes de financiamiento de mayores plazos para la devolución de las deudas de los bancos y una mayor participación del Estado para colaborar con los privados en el caso de que se produzca una deserción importante.

¿Cuál es la evaluación de OLAMI con respecto a la Argentina?

-Mi visión y sin ser apocalíptico, es que se seguirán agudizando los problemas vinculados a la exploración ante la imposibilidad de conseguir financiamiento en el mercado internacional. Sin embargo creo que la minería a gran escala, los proyectos consolidados, eso no va a sufrir ningún deterioro.

¿Cuáles son las propuestas de la organización ante la crisis global?

-Hay que intensificar las tareas de comunicación que es un déficit del sector que se pone de manifiesto en el contexto de crisis. Esto involucra a las empresas, a las áreas académicas vinculadas a la minería y, por supuesto, al Estado que es el que tiene mayor responsabilidad en todo esto porque desde él deben surgir los principios rectores.

¿Qué es lo que falta entonces?

-Una acción comunicativa coordinada desde el Estado hacia todos los sectores que estén involucrados con la minería. Es para llevar una palabra de tranquilidad a las comunidades y de explicar cómo es el proceso minero, todo con opiniones científicas, no con discursos.

¿Cuál es el primer paso?

-Desde OLAMI esperamos buscar institucionalizar de alguna forma el organismo para poder trabajar en forma coordinada con el Estado y las empresas, a fin de tener una comunicación global que permita hacer entender el proceso minero desde sus inicios y cuál es la necesidad de contar con una minería responsable y si es necesario cuestionar a las empresas que no cumplan.

Apuntan a un plan global de comunicación…

-Necesariamente. Esto también significa seminarios con periodistas, con estudiantes, con profesionales, empezar a hacer docencia. En épocas de bonanza todo anda bien, en épocas de crisis se desnudan los errores y la comunicación es uno de los déficits de la minería. Hay que empezar entonces.

¿Este tipo de problemas también se produce en otros países mineros latinoamericanos?

-Claro, es el denominador común. La diferencia es que muchos de ellos han empezado a corregirlo antes.

¿Qué países tomaron la delantera?

-Perú sin dudas, Chile por tradición y curiosamente Ecuador, sin tanta trayectoria minera como los otros pero con unos planes de comunicación importantísimos que esperamos replicar en nuestro país.

Siendo palpable este problema en la minería del país, ¿por qué no se toma medidas entonces?

-Partamos de que hay una falta de política de Estado en materia de minería. No hay un ámbito en donde los senadores, los diputados, gobernadores e intendentes se sienten en una mesa a discutir en forma conjunta sobre minería. Si hay ausencia de ello, mucho menos podemos pensar en una política de comunicación global sobre el tema.