Hace cuatro años y medio,
CUYO MINERO publicaba
su edición número
100. Hasta ese
momento, y aún entrando en el
coletazo de la crisis financiera
global, la minería en San Juan
era crecimiento puro. Pero
desde entonces y hasta hoy,
ya con la edición número 200
de este suplemento en la calle,
muchas cosas cambiaron.
Pascua Lama fue congelado
por la Justicia chilena, 10.000
trabajadores debieron empezar
a ser reubicados con un
plan urgente de obra pública y
la inversión de riesgo apenas
se asomó. Los analistas del
sector creen que este año
cambia la curva. Están a la espera
de que los indicios que
está mostrando el mercado se
hagan sólidos. Y de que no se
caiga lo mucho que se logró y
se mantiene en el desarrollo
ya consolidado de la minería
como fuente de trabajo y desarrollo
para los sanjuaninos.
En la frenada Pascua Lama,
por ejemplo, este año Barrick
anunció que invertirá $200 millones,
con la expectativa oficial
de que en 2016 se pueda
retomar la construcción de la
mina. No dejan de ser expresiones
de deseo atadas a decisiones
de otro país. Pero con
asidero. También se espera
que empiecen a llegar los dólares
para la exploración de
nuevos proyectos de envergadura,
como El Pachón, ya que
en estos últimos años la mayor
parte de la inversión exploratoria
($327 millones el año pasado,
la segunda más alta
desde 2009) puso la mira en la
ampliación de minas ya existentes.
Hay motivos de sobra para
mantener la expectativa. Como
coindicen muchas voces, en
San Juan la minería no es sólo
Pascua Lama. El sector no metalífero,
por ejemplo, jamás
dejó de crecer. Su alza productiva
entre los números 100
y 200 de CUYO MINERO se
mantuvo constante en un arco
de entre el 7 y el 19% interanual.
Por otro lado, fueron
fundamentales los avances en
expansión tecnológica y consolidación
académica,
con la creación y “exportación”
de tecnicaturas estribadas
sobre la industria minera.
Además, los empresarios sanjuaninos
concretaron el 85%
de la sustitución de productos
importados de todo el país; se
empezó a desarrollar la geotermia
como fuente de energía
limpia para darle electricidad a
las minas y, en el futuro, a Argentina;
se inició la etapa de la
extracción subterránea de metales,
lo cual arrastró más divisas;
se continuó con las inversiones
en programas
comunitarios; y se consolidaron
las ferias mineras como
eventos convocantes para el
turismo.
Este relato de cuatro años y
medio de industria se puede
resumir en 10 puntos, 10 hitos
básicos, con los que los periodistas
Leonardo Quiroga y
Ángeles Irusta reflejan detalladamente
ese proceso. Es lo
que los lectores encontrarán a
continuación, con datos que
revelan por qué, después de
los picos de crisis, las expectativas
vuelven al centro de la
escena.

