Sus recuerdos de la infancia se remontan a una cantera de travertino en La Laja. Las épocas en las que esperaban la voladura de la cantera o la estricta prohibición de ir a la casucha en la que se guardaba la dinamita. Retazos de historia que en cierto modo formaron el presente de María Paula y Constanza Collado, hijas de Alfredo Collado, productor marmolero quien durante diez años se desempeñó al frente de la Cámara Minera de San Juan.

Mamás y amas de casa ambas, hace un año iniciaron un proyecto centrado en el reaprovechamiento de pedazos en desuso de mármol travertino. Comenzaron pintándolo, luego agregaron el tallado y también probaron el decoupage. Cada pedazo, cada forma en la piedra, fue fuente de inspiración para una nueva dimensión desde lo artístico. “Decidimos darle a otro enfoque al travertino porque el que vende la familia es en bruto, así que empezamos a hacer cuadros con las placas tiradas en la cantera”, contó Ma. Paula, “buscamos a las que le dicen ´nido´ que por eso las desechan, pero que tienen un aspecto especial que a nosotras nos encanta”, agregó Constanza.

La pasión que esta tarea despertó en las hermanas las llevó a experimentar con otras técnicas como la vitrofusión y el vitreaux, las que fusionaron con el mármol para la creación de lámparas, souvenirs y objetos decorativos. Este fue el inicio de “Posta Allentiac” (allentiac era la lengua de los huarpes), un microemprendimiento que busca ofrecer una mirada de la minería a partir del arte. “Nuestra intención es tratar de mezclar el arte con algo autóctono, tratar de fusionar el vidrio con la piedra y desde allí a la minería toda, a la que hemos visto tan atacada” dijo María Paula. “Los materiales que usamos son en su mayoría de origen mineral, como el cobre, el estaño, la vermiculita, el vidrio que es polvo de sílice; desde el uso de estos materiales intentamos brindar el mensaje de cómo la minería interactúa en la vida cotidiana”, sumó Constanza.

Las piezas que crean tienen un tratamiento personalizado que va desde la transformación del material en bruto hasta el detalle fino. Dependiendo del tamaño y la técnica, la pieza puede llevar desde horas a meses. A modo de ejemplo, una lámpara en vitreaux con base de mármol, a Constanza le llevó dos meses de trabajo, entre el cortado del vidrio, unión de las piezas a través del estaño, color, detalles y montaje final. El proceso creativo también depende de los espacios libres de la vida familiar, por lo que cuando las chicas se dedican al desarrollo de algún objeto, ese momento hay que respetarlo a rajatabla. Constanza dedica un día a la semana y Ma. Paula, en cuya casa está montado el taller, trata de hacer algo cada día.

Actualmente las chicas presentan sus productos en alguna feria cada vez que pueden. Fue el caso de la Feria Minera Andina realizada recientemente en San Juan, en donde conformaron el único stand con una propuesta artesanal. ¿Si alguna vez pensaron que iban a tener este presente? Nunca. Lo que sí saben es que Alfredo Collado, su papá, está profundamente orgulloso porque de esta forma hicieron arte del legado minero.