Única y sorprendente. La Catedral de Sal de Zipaquirá, en Colombia, reúne estas características y muchas más que hacen una experiencia inolvidable para quienes la visiten. Construida en los depósitos de sal de las montañas de Zipaquirá, representa el pasado minero de esta localidad colombiana. De hecho las minas ya tenían tradición de santuario religioso por parte de los mineros antes de la construcción de la Catedral en 1954, la cual se dedicó a Nuestra Señora del Rosario de Guasá, patrona de los mineros. Contactado por CUYO MINERO para contar la historia de ese particular templo, su capellán, Guillermo Martín, envió una bendición especial para los trabajadores mineros de San Juan, de quienes mañana se conmemora su día.
“Quisiera ofrecer un saludo especial a nuestros amigos de San Juan, al oeste de Argentina, especialmente a quienes consagran sus vidas a la explotación de las riquezas de este suelo que el Señor nos dio. Pueden estar seguros de nuestras plegarias. Que nuestra Señora, la Virgen del Rosario de Guasá, los custodie y bendiga a sus familias”. Este fue exactamente el mensaje que el padre Martín envió a los mineros sanjuaninos, puesto sobre aviso de que mañana se celebra el Día del Trabajador Minero, por cumplirse otro aniversario de la creación de la Asociación Obrera Minera Argentina, fundada el 28 de octubre de 1953.
El sacerdote además accedió a contar la historia de la Catedral de Sal colombiana, todo un monumento que une la fe religiosa con el esfuerzo de los trabajadores del sector. “Los mineros son los protagonistas de nuestra Catedral. El origen tiene su fuente en la fe de estos hombres que consagran cotidianamente sus trabajos a nuestra Señora la Virgen del Rosario de Guasá. La Catedral sigue en proceso de explotación, de hecho las naves de nuestra Catedral y las estaciones del Via Crucis, fueron cámaras de explotación en su origen. Hoy en día están claramente diferenciadas la parte turística de la parte de explotación”, detalló el presbítero Guillermo Martín.
La catedral inicial tenía tres naves grandes con columnas improvisadas dominadas por una gran cruz iluminada. Con el paso de los años esa primera catedral se volvió insegura y fue cerrada en 1990, hasta que en diciembre de 1995 se inauguró el templo actual.
La historia del lugar remonta a 1932, cuando Luis Ángel Arango (un personaje destacado dentro de la sociedad colombiana) tuvo la idea de construir una capilla subterránea a raíz de la devoción que los obreros demostraban antes de iniciar su jornada de trabajo.
Estos adornaban los socavones con imágenes religiosas de sus santos a los que pedían bendición y protección. La mina poseía entonces cuatro niveles de excavación, cada uno de ellos con una extensión de 80 metros. La catedral salina se situaba en el segundo nivel de la montaña.
La basílica, por su parte, tenía una longitud de 120 metros, una superficie habitable de 5.500 metros cuadrados y una altura de 22 metros. En su interior había 6 columnas, cada una con una base de 80 metros cuadrados y podía albergar 8.000 personas. Al fondo de la Basílica se podía contemplar una gran cruz de madera, iluminada desde su base y que proyectaba sobre el techo una sombra que simbolizaba a un Cristo con los brazos abiertos.
En 1991, 60 metros por debajo de la catedral antigua, comenzó a construirse el nuevo templo. El Instituto de Fomento Industrial, la Concesión Salinas y la Sociedad de Arquitectos de Colombia, dieron inicio a un concurso de arquitectura con el fin de escoger el mejor diseño de la que sería la nueva Catedral de Sal. El proyecto del arquitecto Roswell Garavito Pearl ganó el concurso y fue quien realizó cambios estructurales en el túnel de ingreso, la cúpula y la sacristía.
“La Catedral de Sal ha sido el ícono desde tiempos inmemorables de nuestra ciudad y de la nación, por esa razón era imposible considerar no construir una nueva que manejara los nuevos estándares de seguridad y el concepto religioso que hasta ahora se ha mantenido en las dos construcciones”, agregó el padre Martín.
Actualmente el templo recibe la visita de cientos de turistas a lo largo del año, presentando un marcado aumento en las celebraciones de Semana Santa. La Catedral de Sal de Zipaquirá es considerada como uno de los logros arquitectónicos y artísticos más notables de la arquitectura colombiana e incluso, se le dio el título de joya arquitectónica de la modernidad. Su importancia radica en su valor como patrimonio cultural, religioso y ambiental. En 2007, mediante un concurso para elegir las 7 Maravillas de Colombia, la Catedral de Sal obtuvo la mayor votación convirtiéndola en la Maravilla 1 de este país. También fue propuesta entre las Siete Maravillas del Mundo Moderno. La iglesia subterránea hace parte del complejo cultural "Parque de la Sal", espacio cultural temático dedicado a la minería, la geología y los recursos naturales.

