En su edición anterior, CUYO MINERO publicó una nota sobre la iniciativa de la Universidad de San Martín (UNSAM) de relevar los diques de colas del país, tarea que comenzó en el Norte argentino y fue realizada por miembros del Centro de Estudios para la Sustentabilidad del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de esa casa de altos estudios. Tras la publicación de la nota, la Secretaría de Estado de Minería provincial a través de su Dirección de Gestión Ambiental y Policía Minera, dio a conocer que San Juan ya consta de un inventario de pasivos ambientales a cargo de esta cartera. Según el estudio, en la provincia existen 20 pasivos ambientales de los cuales 15 fueron catalogados, los cinco restantes no fueron relevados porque cuatro fueron considerados de pequeña importancia y a uno de ellos no se pudo acceder porque el trabajo se realizó en invierno. Y de los 15 en cuestión, según aseguraron, ninguno es peligroso o crítico.

El aporte adquiere relevancia si se considera que hace poco, la Secretaría de Minería local difundió en los medios algunos detalles sobre un anteproyecto de ley destinado a regular y normar la construcción, manejo y cierre de los diques de colas.

Denominado “Programa de identificación y evaluación de pasivos ambientales”, el relevamiento se realizó entre mayo y agosto de este año e implicó un registro de escombreras (roca estéril sin ningún tipo de proceso depositada en un determinado lugar), diques de colas (desechos sólidos de los procesos de concentración mineral) e instalaciones de extracción metalífera, algunas de ellas muy antiguas y pertenecientes a la primera mitad del Siglo XX.
Forman parte de este inventario la Mina de Castaño de Viejo (Calingasta), El Salado (Iglesia), Hualilán (Ullum), la planta de Marayes (Caucete) y una planta de procesamiento de minerales existente en la calle XVI en Pocito, entre algunos ejemplos. De este grupo, sólo 2 tienen dique de colas, siendo Castaño Nuevo el único que lo conserva intacto en casi un 80 por ciento (se habla de un dique de colas cuando estas son depositadas en la quebrada de un río en forma de diques). El Salado, el otro que implica un dique de colas por su método de extracción, no pudo ser localizado. En el resto, existen colas pero no están depositadas en diques.

“Es la primera vez que realizamos un estudio de estas características, lo importante es brindar certeza de que los pasivos relevados no revisten peligro alguno para la comunidad”, dijo al respecto Juan Luis González, de la Dirección de Gestión Ambiental y Policía Minera provincial. Según González, como ninguno de los pasivos es considerado crítico, no se prevé acciones de remediación.

En tal caso, la sugerencia es aprovechar estos lugares desde lo turístico e incentivar el desarrollo del turismo geológico minero. “La conclusión fue que no existe ningún tipo de riesgo visible, lo que cabría en la cuenca del Río Castaño es un muestro más detallado de los suelos, aguas abajo de la desembocadura de la Quebrada de Castaño Viejo. Esto implicaría un relevamiento en el área de Villa Nueva en ambas márgenes del Río Castaño”, explicó González (ver aparte).

Para el trabajo de campo de este estudio se elaboró una ficha de registro de pasivos ambientales que incluyó ítems como ubicación geográfica, vías de acceso, período estimado de la actividad, titular de la operación, descripción, entre otros.

En cuanto al inventario ya iniciado por la UNSAM, el funcionario comentó que se contactaron con los investigadores y pusieron a disposición el relevamiento realizado en San Juan. “Efectivamente se contactaron con nosotros”, confirmó Roberto Sarudiansky, geólogo y miembro de la UNSAM a cargo del relevamiento. “Hay que destacar la importancia de aglutinar las capacidades a nivel nacional sobre diques de colas y pasivos ambientales mineros para generar información confiable de referencia en el tema”, concluyó Sarudiansky.