Dar la vida podría ser la síntesis de lo que se verá en El Zonda el próximo sábado 24 de febrero, más precisamente en el espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol. Y sí. En ese contexto, no sólo se contarán las peripecias que tuvo que sortear una joven para atravesar el desierto sanjuanino con su pequeño a cuestas, en búsqueda de su esposo, donde finalmente murió pero su hijo sobrevivió. Entonces, podría conjeturarse que Deolinda Correa volvió a darle vida, al amamantarlo, tal como se repite de boca en boca, desde hace siglos.


Pero además sobrevolarán ese ambiente artístico otras metáforas del dar la vida: esa sensación de confianza de los padres de Deolinda, cuando la dejaron abrir las alas, y adentrarse en un terreno hostil pero el camino al fin para reencontrarse con el amor y alejarse de otras amenazas humanas. Es que en esta edición de la mayor fiesta de los sanjuaninos se apeló desde el guión a los valores de la maternidad para demostrar que dar la vida no es sólo lo que pasa en el parto.


Pero también y no quedan dudas, llegan a dar la vida -arrodillados, caminando kilómetros, arrastrándose de espalda- esos miles de creyentes que necesitan cumplir la promesa a la Difuntita, luego de los favores concedidos.


Y, como si fuera poco, dar la vida, dejarlo todo, podría ser, en esta circunstancia, lo que le pasa a todo aquel que, a su medida, se sube a ese escenario tan codiciado por estos días.


Todo eso y mucho más, se verá en El Zonda, contando a modo de historia. Claro que es un relato difícil de encasillar porque no hay documentos históricos que lo validen. Sí una tradición oral que no ha perdido fuerza con el correr de los años.


Tampoco será mostrado como una historia lineal, sino que como la ficción lo permite, irá y vendrá en el tiempo, jugando con el pasado. Sus hacedores tampoco pueden definirla en un género: según el propio director artístico y coreográfico, Gerardo Lecich, "el espectáculo tiene momentos dramáticos donde se enfrentan la muerte y también triunfa la vida. Pero además hay mucho espacio para lo mágico. Es casi una pintura impresionista", lo describe junto a Patricia Savastano (la encargada de la Dirección Teatral) y Pablo Pastor, el productor general de la FNS. Está dividido en tres actos que duran exactamente 1 hora 6 minutos, la mitad del tiempo pautado para las cámaras de televisión. El resto, será una intervención espectacular de uno de los temas del CD de cumbias (ver Momentos clave), la presentación y elección de la reina, además de sorpresas porque la intención en esta edición es que no haya baches ni momentos muertos para quien la mire por televisión.



Amor, fe y valentía


La historia que 318 artistas -no sólo actores y bailarines sino además acróbatas, gimnastas, expertos en artes circenses y callejeras, teatro aéreo, danzas urbanas, entre otros talentos- desandarán en Rivadavia, comienza con una promesa del arriero, don Flavio Zeballos, a la Difuntita para que lo ayude a encontrar su ganado. Mucho más adelante en el espectáculo, será su propia nieta, en primera persona, Ruth Zeballos (quien ya ha salido en un corto televisivo) la que dará prueba del milagro. Claro que antes de eso, los propios locutores de la fiesta -Marcela Poda, Gustavo Toledano y Pascual Recabarren- anunciarán que se avecina una tormenta que logrará arrasar con todo.


En un claro guiño con el espectador, la escena iniciará un viaje en el tiempo y el espacio. Es que todo volverá la mirada a un pueblo tranquilo, donde una niña y su papá Pedro hablarán de descubrir un paisaje cercano, donde abundan los espejos de agua o la famosa aguada que riega y sostiene a una flora especial, pese al contexto desértico. "Pedro la incentivará y le dará confianza para ser una persona libre. Justamente en un momento en el que se acaban las libertades porque sucede la primera leva, un reclutamiento de los hombres para las guerras civiles. Y será el padre quien vaya a luchar", adelanta Lecich sobre la escena donde sólo quedan mujeres y niños, lo que imbuidos de una gran inocencia, se proponen, jugando, hacerse cargo de la situación y ayudar en todo lo que haga falta. Entonces el paisaje, ese desierto, cobra vida. La flora sanjuanina baila, hace piruetas por el aire, les da ánimo en un momento difícil. Y un clavel del aire, símbolo de los viajeros y las partidas, aparecerá como señal de esperanza.


De repente, los dos niños -Deolinda y Baudilio- florecerán como los cactus para dar una señal al público: no sólo ellos han crecido y son adultos, sino que se multiplican los casamientos, los nacimientos, se renovarán las generaciones. En ese mismo pueblo ocurrirá la segunda leva en medio de una típica actividad de domingo, con carreras de caballo y juegos tradicionales, entre otros, la sortija. "Todo hace suponer que será Baudilio quien la gane y se la ofrezca a Deolinda. Sin embargo, la autoridad, encarnada por el comisario Salinas, interrumpirá cambiando las reglas del juego: ganará la sortija por medio de otro jinete. Entonces se generará un constante acoso, del que la mujer querrá salir huyendo, más si es su amado al que llevan a pelear contra su voluntad. La aguada se secará y la pérdida de los hombres se vivirá como un duelo", dan detalles los directores.


Según las actuaciones pautadas en el guión, Deolinda se refugiará con su madre, en una silenciosa complicidad que la empujará a buscar a Baudilio en el desierto, un terreno conocido por ella pero que, tarde o temprano, desconocerá. Serán tres noches de deambular, en la que se le aparecerán muchos de esos seres que alguna vez le fueron amigables, pero que ahora le jugarán malas pasadas. Por ejemplo, el zorro jugará con ella y su hijo pero le robará el pan, la noche con su cielo estrellado le dejará entrever huesos brillantes como señal de la luz mala, el viento Zonda no le dará tregua a su necesidad de avanzar y será un escollo. "Pronto, aparecerán los miedos, los padecimientos de sed, las pesadillas, los espejismos, las alucinaciones. Y el paisaje será un peligro, los animales amenazas, el sol un azote y mientras le pide a Dios que salve a su hijo, caerá desplomada y será ese mismo paisaje el que la depositará en la cumbre del cerro donde la encuentran muerta tres arrieros", cuentan los responsables de la puesta en escena.


Justamente esos tres arrieros también serán testigos del milagro de corroborar que el niño vive, milagro que convertido en cientos de voces se propagará por todos lados. Entonces, Ruth, dará cuenta de otro milagro, el de su abuelo. Y volverá al escenario la fiesta (que hará vibrar a todos los presentes), con la construcción del santuario a la Difunta Correa, pero también con todo el paisaje típico que allí puede verse: las ofrendas (de todo tipo) a modo de agradecimiento, los asados, los picnic, los vendedores y los promesantes que, mágicamente, poblarán el escenario, multiplicando los personajes hasta llegar a casi 500 personas. Cuando todo parezca que está dicho, el milagro de la vida y el agua se darán cita. Y lejos de dar lugar a los aplausos, un nuevo símbolo de fe, se encenderá en el lugar: las palabras de Deolinda, demostrando que su amor de madre, que incluye a todos los que la veneran, está más vivo que nunca.


Momentos clave


.La previa: la noche en el Autódromo El Zonda-Eduardo Copello, tendrá por primera vez una apertura especial -también pensada para la transmisión televisiva- con una intervención de 7 minutos de duración, basada en la cumbia Designio -que es parte del CD "Gracias Deolinda. Hay cumbia"-, de Marcos Ordán, Andrés Aballay y Cristian Espejo, en una versión de Lucio Flores, interpretada por los famosos Choque Urbano, la murga sanjuanina La Pericana, Andrés y Aldo Stordeur, Katty y Bebe Martínez (de Labriegos) más 20 actores, 20 bailarines, 8 actores de teatro aéreo, 10 músicos y Dj Rima.


.Criaturitas. Tan sólo dos bebés de carne y hueso aparecerán la noche del espectáculo final de la FNS. Lo harán en la pantalla del escenario. No en vivo. Son Vita Lategano Méndez (la bebé del spot publicitario) y León Mauras Ripoll, que aparece en un momento clave del espectáculo. El resto de los bebés -que son cientos- que se verán son muñecos. Se hizo una compra de bebotes hiperrealistas de juguete. Además hay 30 niños de 8 a 12 años actuando.


.Promesantes e iconografía. Claro que no faltará la simbología típica de la Difunta. En el lugar habrá mas de 2.500 botellas de agua, decenas de casitas, cintitas rojas y promesantes entre los que pueden contarse turistas, ciclistas, gauchos y motoqueros, que son extras de instituciones vinculados al paraje Vallecito que quisieron sumarse a la fiesta.


.Sorpresas y público activo. Al menos en un momento, quienes estén en las tribunas y los cerros serán parte de lo que suceda en escena. En otras palabras tendrán que ponerle el cuerpo. Y desde ya, como se vio en el 2017, tendrán participación con las pulseras led que se entregarán al llegar para ponerle color a la noche.


Pero esto no es todo. En el espectáculo de este año habrá muchas sorpresas que se vivirán de cerca y que permitirán disfrutar con todos los sentidos. Es que habrá perfumes, elementos que caerán del cielo, personajes gigantescos, títeres enormes y efectos especiales preparados especialmente para la ocasión. Se aprovechará los cerros, el aire y hasta las tribunas para hacerlos funcionar.


.Doble de riesgo y utilería de verdad. Uno de los personajes tendrá un doble para una escena con caballos un poco complicada y demasiado arriesgada. Fuera de eso, habrá caballos de carne y hueso.
 


.Música para todos los gustos. Pierina Ciallella y Avelino Canto le pondrán su voz a la Tonada del Amor. El resto de la musicalización serán valses y polkas, cuecas, cumbia y música electrónica. Choque Urbano se sumará en un momento del espectáculo para arengar al público.


.Tecnología. Una pantalla gigante (de 52 metros) abarcará todo el frente del escenario. Allí se mostrarán escenas complementarias y detalles importantes para el relato. Además habrá muchas luces y efectos lumínicos, como la aguada, un sitio clave en la historia, compuesta de leds.

Los personajes de "Difunta Correa, amor de Madre"

Deolinda, sus amores y sus acechos


Baudilio niño


Martín Rojas siempre fue el que hacía reír al resto en las fiestas familiares, cantando o bailando como Michael -por Jackson-, el Rey de Pop, a quien llama con toda confianza. Por eso sus papás lo llevaron con 7 años a la Academia Stars para aprender comedia musical. También en más de una oportunidad ha colaborado con las bailarinas del Estudio Silfos, haciendo las veces de partener en danzas contemporáneas. Pero nobleza obliga decirlo, dentro del campo de la actuación le gusta el humor y sueña con poder desarrollarse en este ámbito.


Claro que por ahora tiene una cita un tanto más seria, asegura como si fuese un adulto, aunque sólo tiene 10 años. "Para saber un poco más, le pedí a mi mamá que me llevara a la Difunta Correa. Me emocioné muchísimo cuando entramos a un bar con el nombre de Baudilio, quien no es muy reconocido en esta historia. Yo, en definitiva, me parezco a él. Soy un poco tímido y no muy social. Aunque debo decir que en el escenario me convierto, soy otro", cuenta.


Baudilio Bustos


Mientras Ignacio Caro espera que se inicien las clases de la carrera de Teatro, ensaya y ensaya. Es que si bien ya pasó por tres Fiestas del Sol -la del 2013, 2014 y 2016 en la que hizo un papel importante arriba del barco- en esta edición le espera un rol especial.


"Nunca esperé ser el esposo de la protagonista que da vida a esta historia. Hacer de Baudilio me fascina porque se maneja desde la inocencia, es mostrar un padre de familia desde otro lugar. Me enternece", explica sus sensaciones de estos días, quien vio películas y hasta recurrió a su abuela para que colaborase contándole anécdotas e historias sobre la Difunta Correa y esos tiempos en los que estos jóvenes fueron parte de los sucesos que marcaron la historia. "Baudilio es un gran desafío, estoy aprendiendo a bailar y casi casi canto, algo que me encanta", adelanta.


Ignacio es parte de un elenco teatral sin director, llamado "El otro grupo", que en el 2017 hasta hizo su propio festival de teatro educativo. Su fascinación por las tablas llegó en las clases de Teatro en el Central Universitario. De hecho, fueron la puerta de ingreso al mundo del que nunca se fue. Empezó a hacer talleres, hasta llegó a filmar un papel en la película "Los Nadies". Eso fue clave para abandonar los dos años de la carrera de Historia y definirse por la actuación.


Deolinda Correa


Melina Rodríguez está en 3º año de la carrera de Educación Musical y guitarra. Ese no es su único contacto con lo artístico. También es bailarina de Bollywood (una práctica que no sólo mezcla la sensualidad de las danzas de la India, sino que fusiona técnicas y estilos, movimientos y ritmos del árabe, el clásica, ritmos latinos, hip-hop y hasta funk y aerobic). Es una "amante" de la cultura india. Por eso sueña con llegar hasta allí. No podía ser de otra manera viniendo de una familia pionera en el yoga y el vegetarianismo en San Juan. Pero además ella es la voz cantante de una banda de jazz -Luna Roja Jazz- que hace este estilo de música típica de las comunidades negras de Estados Unidos pero se limita a lo más tradicional de los '40 al '70.


Melina cree que su futuro es la docencia. Aunque desde hace unos meses -cuando alguien le sugirió presentarse al casting que buscaba una Deolinda- sus horizontes se han ampliado y no descarta inmiscuirse en el mundo del Teatro. "La FNS es algo que me mandó el universo para aprender. Una gran oportunidad", dice quien está feliz y movilizada por el rol que tiene en el escenario. Ahora también cree en los poderes de la Difunta Correa. Tiene necesidad de su ayuda y la de su hermana Emely que está en el cielo: entre ensayo y ensayo prepara dos materias que tiene que rendir las próximas semanas.


Deolinda niña


Amaia Balmaceda Soler está convencida que lo suyo "son los papeles de mujeres importantes de la historia, pero de pequeñas", dice con gracia. Es que a sus 9 años y con 3 de experiencia en la actuación (va a los talleres que dicta la Municipalidad de Rawson en el Oscar Kummel y su profesor es otro co-protagónico del espectáculo final, Esteban Montaño) ya ha interpretado a Eva Perón, la pastorcita Lucía (para una obra religiosa por los 100 años de la aparición de la Virgen en Fátima) y ahora Deolinda Correa, un papel que le resulta divertido y encantador. Confiesa que cuando fue al casting no imaginaba ser la elegida para hacer de alguien que no sabía "ni siquiera" quién era. Pero ahora, que ya tiene muchos ensayos en su haber, le fascina "estar en esta fiesta tan importante para esta provincia", dejando relucir que ella nació en España y que muy chiquita volvió a la provincia de su papá Jorge. Quiere que llegue pronto el sábado 24 para que puedan ir a verla todos sus familiares a ese inmenso escenario. Aunque parte de la parentela, los que están en España, tendrán que verla por Internet, menos su abuela que quizás consiga pasaje para llegar a tiempo más sus compañeros de 5º grado y los del coro Preparatorio.
 
 


Comisario Salinas


Esteban Montaño tenía la actuación como premisa en su vida -con 17 años hizo talleres con Kummel- hasta que en 1986, fue convocado, como periodista (su otra pasión) para ser parte del noticiero del cable. Eso duró años y lo mantuvo alejado de los escenarios, por la seriedad que requería su nuevo rol. Sin embargo pudo reencontrar ambas actividades cuando el telegrama de despido llegó a sus manos y en el 2000 consiguió trabajo en una radio. Ahí pudo desplegar personajes públicos a su gusto y acercarlos a los micrófonos para contar su realidad. También en el estudio de radio se encontró con un colega de las tablas, Emilio Vera, quien lo volvió a empujar a los ensayos teatrales. Entonces se llenó de talleres y clases de teatro, inclusive ganó festivales y hasta un nuevo trabajo como profesor en el ámbito del municipio de Rawson.


Esta es la primera vez que tiene un rol protagónico en la FNS, lo que lo obliga a poner mucho en jugo porque su personaje es el verdadero acecho para Deolinda, el malo de esta historia, que la acosaba y por eso ella huyó en busca de su esposo.


El arriero Flavio Zeballos (constructor de la primera capilla en su honor)


Juan Carlos Gabriel Ariza Trujillo (57 años) actuó en Tolhuin (Tierra del Fuego), en Buenos Aires, hasta en Colombia (allí llegó además a grabar 100 películas más series televisivas). Pero nunca en su tierra natal... hasta ahora que se presentó la oportunidad. Él mismo se dijo en la puerta del casting: "¿Quien dijo que uno no puede ser profeta en su tierra?". Y se presentó. Total, ya había tenido que extender las vacaciones por una operación de hernia y una de sus hijas le había permitido seguir "de visita" en su casa. Finalmente lo consiguió, aunque entre risas, supone que cree que lo eligieron por la barba.


"Cuando fue mi momento en el casting sentí algo que me decía que lo había logrado. Como una energía muy fuerte. Yo soy agnóstico pero por las dudas le dije gracias a la Difuntita", cuenta este actor que además supo ganarse la vida con restaurantes en el exterior, actuando y haciendo instalaciones eléctricas y soldaduras. Ahora vende semitas en los ensayos y dice que es para construir el santuario, como hizo alguna vez, don Zeballos.


Pedro, el papá de la Difunta


Pablo Salla estuvo en grandes escenarios y pantallas, pero con su voz (NDR: es experto en doblaje). Y ahora le toca ponerle el cuerpo al padre de la Difunta Correa. Es su vuelta a San Juan, después de muchos años de trabajo en Buenos Aires. Hacia allá partió al ganarse una beca del Instituto Nacional del Teatro, promovido por sus compañeros del elenco Círculo de Tiza. Esa era su oportunidad de hacerse un lugar en el teatro pero además para trabajar su idea de banda de rock o punk, su verdadera pasión. Eso pasó en el 2004 y si bien no había plazos previstos se extendió hasta el 2016. En ese tiempo logró armar bandas, estudiar con grandes directores, aprender el oficio de copiar voces y por mucho tiempo animó las imágenes de los Ositos Cariñosos, Puka, los Power Ranger, entre otros. Pero la necesidad de estar más cerca de la familia lo hizo regresar a un lugar donde encontró nuevas oportunidades: ahora está armando una banda y le intriga saber qué pasará en el Autódromo, lugar al que entró para acompañar al casting a una amiga.
 


Damiana, la mamá de la Difunta


Lila Guzmán hace unos días fue a Vallecito a pedirle permiso a la Difunta Correa para actuar como su madre. Mientras subía las escalinatas, sintió alivio.


Ese ritual de avisarle al personaje o solicitarle autorización para poder interpretarlo lo repite desde el 2010, cuando quedó seleccionada para su primera participación en El Zonda. Desde entonces y con papeles más genéricos (de pueblo, oligarcas, turistas, pero también algunos importantes como la maestra Marta Salotti o la mujer que invistió a San Martín como capitán de la hazaña cordillerana), tiene asistencia perfecta.


Lila es profe de danzas folclóricas. Estudió de grande en el Polivalente. Por eso, siempre ese fue el ítem que la convocaba a los casting, hasta que la primera vez, quedó como actriz y eso la empujó a adentrarse en el teatro con el elenco "Los Usher", pero además a estudiar la carrera de Estudios Teatrales. Además tiene un taller de costuras con su hermana y es mamá de Emanuel. "Me identifico con Damiana. Es la mamá que se queda sola con su hija, es una guerrera".

Naturaleza viva


Como en todo desierto, en el que se armó en El Zonda abundarán las dunas de arena y el viento arremolinado (ambos elementos ligados a la naturaleza y la geografía serán personificados con trajes especiales) pero además espinas, cascarudos, gotas y hasta manantiales de agua, brea, vacas, tal como puede verse en la foto y con actores de por medio. Estos son apenas algunas de las especies de flora y fauna autóctona que ilustrarán "Difunta Correa, amor de Madre", ya que la variedad de cactus, totora y jarilla, animales e insectos (arañas, alacranes, zorros) además de rocas serán verdaderos protagonistas de esta historia.


Por momentos la naturaleza se "humanizará", moviéndose al ritmo de la música para acompañar a Deolinda, la acariciará, la acunará, la motivará y florecerá con ella. Pero por otros estadíos, especialmente cuando la aridez y la falta de agua le hagan sentir el rigor del desierto, serán amenaza constante y peligro latente.


Fotos: Federico Levato