La Apotema en un polígono regular es la menor distancia entre el centro y cualquiera de sus lados y este es el nombre elegido por Eduardo Ranea para nombrar su vino, por que para el en particular significa "la menor distancia entre usted y el vino".


Así comenzó la conversación en la bodega Apotema del departamento Zonda, con este pequeño empresario vitivinícola y su enólogo, Carlos Carbajo, acompañados por tres excelentes varietales y un selecto grupo de degustadores.


"Para inscribir una marca hay que llenarse de paciencia', señaló el pequeño bodeguero agregando luego: 'y para hacerla crecer, más paciencia y persistencia".


Ubicó sus inicios "en el año 2002, en plena crisis nacional y provincial. Comencé haciendo vino de traslado que, por sus características, venían de varias bodegas a buscar. Entre ellas Graffigna, Peñaflor y Fecovita. Obviamente con la ayuda de muchos colegas amigos y enólogos. En este rubro nos ayudamos entre todos".


La finca y su pequeña bodega están justo al ingreso a la Villa zondina Basilio Nievas y allí aireando el vino en la copa el enólogo Carbajo afirmó: "Si uno vende un buen vino, de calidad y bien trabajado, siempre sobran clientes". 


Y sobre esta afirmación Ranea remarcó: "Hoy, vendo todo fraccionado", agregando, "cultivo 7 hectáreas de uvas. 1 hectárea de Petit Verdot, 1,5 hectáreas de Malbec, de Syrah 3 y de Viognier media. Producimos solo unos 45 mil litros anuales promedio según la añada. Es lo que puedo manejar y con lo que soy feliz".


"En el resto de la finca estoy desarrollando un complejo de cabañas donde hoy se alojan turistas fundamentalmente europeos, que llegan a San Juan buscando silencio y anonimato", comentó Ranea.

Un buen cuidado y una tecnología adecuada se expresan en cada copa de "Apotema".


IG

Los vinos de Bodega Apotema tienen su sello de Indicación Geográfica Valle de Zonda, conforme a Ley nacional número 25.163 y un intenso trabajo de técnicos del INV, entre ellos su actual vicepresidente ingeniero Hugo Carmona Torres; que demostraron la calidad anclada al origen en este oasis, su historia, cultura y al saber hacer particular del lugar.


"Primero registré el viñedo y luego la bodega y elaboro un vino de Zonda, es decir, con uvas de Zonda y hecho en Zonda. Y esto lo destaco en la etiqueta", señaló Ranea.


"Nosotros acá, por ejemplo, cosechamos y seleccionamos el racimos en el viñedo. Si el racimo no está bueno, lo dejamos colgado", destacó el bodeguero a lo que el enólogo remarcó: "solo nos interesa la calidad. No el volumen. Sino aspirar a la excelencia'.

Esperando el Vino. Eduardo Ranea tiene entrenada su paciencia y persistencia para cada botella.


DE COPAS

Consultado por el mercadeo de sus vinos, el empresario indicó: "solo vendo acá turismo. La gente viene generalmente desde el jueves al medio día y hasta el domingo a la mañana", agregando, "claro que los turistas de otras provincias hoy piden y se les envía", sentenció Ranea.


Para el enólogo Carlos Carbajo, "terroir es muy fuerte en este Valle. Las montañas aportan un suelo franco muy particular y un clima de una gran amplitud térmica y los cultivos asociados, como el eucaliptus, que le otorgan una personalidad características a las uvas y con ello, al vino".


Precisamente al enólogo solicitamos el ayudarnos a expresar los principales descriptores de estos varietales zondinos: *Syrah: se expresa en todo su esplendor con aromas y sabores típicos como, cuero, humo y tierra.

  • Malbec: Es muy diferenciado. Sumamente especiado y por su cercanía a los eucaliptos tiene un sabor y aroma medicinal único e insuperable suave. Largo y suave a la vez.
  • Petit Verdot: Es el varietal mejor adaptado a la zona y con mayor potencial expresado en el aroma a vainilla y coco interesante e incluso madera, sin haber pasado por ella con buena guarda.
  • Viognier: es un vino alegre, con aromas y sabores a miel, banana, florales. Ideal para disfrutar en verano.