El capital social de un territorio o sociedad es la capacidad de trabajo conjunto o en red para alcanzar objetivos comunes, en la búsqueda de un bien público determinado. Cómo todo capital, es cuantificable en costos y beneficios.


Hoy, 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, podemos analizar en concreto como su modelo de liderazgo, propuesto incluso por el testimonio de vida del papa Francisco, formado en la Compañía de Jesús, fue un ingrediente clave en nuestro territorio provincial a la hora de desarrollar proyectos de construcción colectiva como la Indicación Geográfica-Melón de Media Agua San Juan y las Denominaciones de Origen Dulce de Membrillo Rubio y del Espárrago de Médano de Oro San Juan; entre otros vigentes.


El secreto, por así decirlo, fue poner en ejercicio valores personales, cuyos resultados son palpables y cuantificables: Autoconocimiento, Amor por los demás, Creatividad y Heroísmo, Discernimiento, Indiferencia y Magis. 

Este modelo de gestión es propuesto hoy en la Diplomatura de Gestión de Proyectos y Territorios bajo la mirada de Laudato Si por docentes como los licenciados Rubén Castro, Sebastián Chirino y quien suscribe entre otros; en año donde recordamos los 500 años de la Batalla de Pamplona, 20 de mayo, que significó la conversión de Ignacio y el surgimiento de una espiritualidad, hoy estudiada como herramienta de liderazgo.


Mejora continua


Bajemos al territorio. En octubre del 2010, se inició el trabajo con el caso del Melón de Media Agua San Juan, donde pudo comprobarse con certeza la eficacia de "El círculo virtuoso de la calidad: una metodología para el desarrollo sostenible" de certificación de calidad anclada al origen, guía producida de manera conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y SINER-GI. Allí también, liderazgo al estilo de los jesuitas mediante, pudo construirse capital social entre múltiples organizaciones de productores, universidades y diferentes estamentos y organizaciones del estado al igual que en el dulce de membrillo y el espárrago.


Los Jesuitas


Son innumerables los aportes de la Compañía de Jesús al desarrollo agroindustrial de antaño y presente. Hoy nos detendremos en estos casos donde su modelo se aplicó con éxito. San Ignacio con sus "ejercicios espirituales" dio un paso muy importante: no solo nos indicó el "cómo ser", sino el "qué hacer pare ser" también, usando herramientas de introspección diarias personales u organizacionales de nuestras fuerzas interiores.


Hoy, en pleno auge del mundo digital, herramientas o estilos como el "liderazgo con valores ignacianos" e inteligencia espiritual, son las técnicas más avanzadas en las capacitaciones dictadas por las escuelas de líderes y universidades de todo el mundo. 


Son valores claramente aplicables en las etapas del Círculo Virtuoso de la Calidad de la FAO:


1. Identificación: En esta etapa se trabaja con recursos locales específicos y se aplica el primero de los pilares del liderazgo ignaciano, el "autoconocimiento". En cada producto se identifican caracteres organolépticos, físicos y químicos, así como sus causales agroclimáticas y del "saber hacer" mediagüino para plasmarlo en un "manual de campo"; así como escribir la historia y trascendencia cultural del cultivo. 


2. Calificación: identificado o "conocido" el producto, sigue un proceso de construcción colectiva para cumplimentar todas las etapas y exigencias legales consensuadas a lo largo del tiempo desde hace más de una década, por la totalidad de los actores y lleva a echar mano de la virtud ignaciana del ingenio para crear y sostener el capital social en un largo proceso, generar las reglas y controles de la tipicidad del producto y su anclaje territorial.


3. Remuneración: ligada al mercado y sus exigencias exige que constitución de asociaciones de productores y su articulación con las políticas públicas y demás actores estatales y privados en la Mesa del Melón, por ejemplo, para posibilitar el acceso a los mercados con valor agregado. Exige de una cuota de "Amor" por los demás y pasión por lo que se hace.


4. Reproducción: Sostener en tiempos difíciles las estrategias de certificación de la calidad vinculada al origen y garantizar la imagen en la mente del consumidor y repartir equitativamente los beneficios es una etapa que exige de las virtudes humanas del heroísmo, la indiferencia y el magis.


Estos dos ingredientes, el círculo virtuoso de la calidad y el liderazgo al estilo jesuitas fueron claves para organizar los productores de melón, espárragos y elaboradores de dulce de membrillo y así recuperar porciones de mercado, llevar el valor percibido del melón mediagüino de U$S 4,95, colocar las fábricas de dulce al 100% de capacidad de elaboración y ampliar la superficie de las esparragueras un 30% entre otros resultados. 

Un liderazgo de 500 años de vida


¿Ignacio de Loyola y los primeros jesuitas se sabían gestores de un modelo de liderazgo?, claramente ni se lo imaginaron. Sin embargo, generaron la compañía internacional dedicada a la educación más importante del planeta con 481 años de vida ya y unos 21.000 profesionales trabajando en ella. Eso es sustentabilidad.


La correlación en uso de los valores ignacianos, en lo que denomino "círculo de la calidad personal y organizacional del liderazgo", es importante y puede verse en la infografía.


Por lo contrario, también podría haberse dado el "Círculo Vicioso de un Proceso de Liderazgo". Los antivalores humanos surgidos de estados de pesimismo y/o resignación cultural colectiva, pueden conducir a ciertos estados de inacción; comodidad y acostumbramiento a situaciones de postergación, marginación y empobrecimiento social, que lleva al fracaso al líder y del proyecto. Este círculo vicioso funciona de la siguiente manera:


*Desconocimiento de sí y/o del proyecto: el no dimensionarnos, ni ver el sentido, proporciones del proyecto y su nivel y modo de participación en los ambientes y sistemas donde estamos inmersos; imposibilita sacar el mejor provecho de una propuesta; hasta su realización, éxito y sostenibilidad.


*Incapacidad: la desconfianza es la antítesis del ingenio. Lo impide. Produce incapacidad. Quien no cree ni confía en sí mismo, ni en el proyecto que ejecuta, mucho menos puede llegar a crear oportunidades y mejoras. La confianza es para el liderazgo lo que la sangre para el cuerpo humano. Es un valor humano y organizacional. Se aprende y ejercita minuto a minuto.


*Desamor: la falta de pasión y entrega es la clave del fracaso. Conduce al olvido y abandono de nuestras metas y planes personales u organizacionales. La ausencia de amor genera ambientes poco agradables. Nos restan tiempo y energía para crear y gobernar.


*Temor: carecer de valentía, gallardía y espíritu de riesgo nos ubica en un plano personal y organizacional parecido al de la paz de los cementerios. El temor nos paraliza, nos impide crear, nos impide creer y confiar; nos impide liderar, trabajar y lo que es peor; nos impide ser lo que podemos llegar a ser.


En su libro Lowney remata: "Mostraron que no es necesario un gran triunfo individual, sino que el éxito como líder a veces toma forma de un aporte al éxito del equipo", coincidente con lo hecho con los sellos de origen en San Juan.

LOS NÚMEROS DE LOS SELLOS


14,92 U$S fue el precio la caja de 12 kilogramos de melón reconocido por el consumidor en 2018. U$S 4,90 era en el 2010.


150 a 200 por ciento creció la demanda de dulce de membrillo rubio de San Juan gracias a la certificación de la DO.


310 hectáreas de espárragos hay en el Médano. En el 2013 cuando se inició la construcción de la DO, eran unas 240.