No quedan dudas que Oscar Fontalvo es creativo por donde se lo mire. Cuando en los 2000, en San Juan, todo era parrillada y lomotecas, él vino de Colombia para romper el molde y ponerle color y ritmo a una esquina que pasó a tener colas y colas de comensales esperando para degustar sabores latinoamericanos que enloquecieron hasta los paladares más tradicionales. El negocio gastronómico funcionaba pero a la par crecía el estrés y las demandas externas, entonces decidió hacer un paréntesis para apelar a su título de especialista en recreación y -otra vez haciéndose valer de la creatividad- se dedicó a animar cumpleaños con ayuda de grandes inflables con agua y jabón, en los que la diversión estaba más que asegurada. Quizás un poco cansado de las exigencias de los pequeños, archivó los megajuegos y recuperó ese oficio, el que nunca dejó del todo de lado, pero al que ahora le dedica buena parte de su rutina.


Otra vez, con creatividad, hace de las suyas con hierros y alambres, demostrando que es un verdadero artista de los metales, como le gusta que lo reconozcan. Y aunque suene un poco disonante con su personalidad, esta materia prima tan dura, fría y difícil de malear, parece rendirse a sus pies, ya que con su calor -humano y el aportado por la maquinaria- logra moldear la figura que se proponga. Animales, personas, autos, motos, soles, son apenas algunas que forman parte de adornos, cuadros, mesas, sillas, reposeras e inclusive portones intervenidos.


"Creo que mi obra ya traspasó la finita línea de las artesanías, se convirtió en arte, porque no solo tiene raíces culturales sino que se trata de algo que evolucionó, que no se ciñe a los ancestros para dar lugar al diseño, a las sensaciones, a las necesidades estéticas. Soy artista porque no hago una obra y listo. Trabajo con arte, me dedico de lleno a investigar, hacer planteos, buscar soluciones, pruebo materiales, formas, colores pero además porque lo he definido como modo de vida. Vivo de esto", explica su visión de su actual realidad laboral, la que además de mostrarse en las redes sociales, por estos días está presente en un stand en la Feria Internacional de Artesanías (en el Predio Costanera, hasta el 15 de mayo), como uno de los tantísimos artistas a los que se puede ver trabajando en vivo y en directo.


¿Fontalvo versátil: cómo pasas de un oficio a otro?


En realidad siempre trabajé con metales. En Colombia yo tenía mi taller y las obras de arte fueron las que me trajeron a la Argentina, a una feria en Córdoba, en 1999. Confluyeron varias circunstancias: de algún modo quería escapar de la violencia en Bogotá, en San Juan vivía mi hermana, así es que me dije: soy joven, soltero, no tengo nada que perder, vendí todo y me vine aquí, donde conocí a quien fue mi esposa y mamá de mi hijo, Adriana (que falleció hace 3 años) y me quedé. Aparte en mi país yo estudié Recreación Social (hacía eventos a la par del trabajo con los metales) y entonces ha sido lo que siempre he conjugado en cada emprendimiento, con mi alma de artista. Por ejemplo, en Maloca, yo producía arte dentro del restaurante. El concepto era que ir a comer era una excusa porque lo que yo hacía era acaparar los sentidos con la comida, los platos, la escenografía, los colores, la carta que era artesanal y diferente. Jamás corté el placer del arte, salvo que no tenía tiempo suficiente para dedicarle porque tenía que ocuparme de cuestiones administrativas, sindicales y comerciales que terminaron por saturarme luego de 14 años. Y cerré el restaurante. Como una cosa trae la otra, volví a las herramientas, los metales, la creación.


¿Se puede vivir del arte?


Es un desafío grande vivir del arte. Porque ¡quien va a vivir del arte, en Argentina? Me critican mucho, me dicen que estoy loco y sin embargo, lo hago. Creo que el secreto está en tomarlo con profesionalismo, con el orden y disciplina que corresponde, entonces se puede. Yo trabajo solo y en la pandemia me venía al taller y trabajaba las horas que me correspondían, y producía, producía sin importar si vendía o no. Esto me permitió no perder mi rutina y así stockearme sino que a la vez me generó estar en contacto con el arte y avanzar como artista. Eso el cliente lo valora. Por ejemplo yo tengo una agenda y voy haciendo los trabajos respetando el orden del pedido. Entonces cumplo con los tiempos de entrega. Esto establece un trato correcto con el otro que no da lugar a la especulación, a malos entendidos y da seguridad a ambas partes. Por eso vivo del arte porque ese cliente satisfecho me trae a dos o tres más y se arma un ecosistema que no se va a cortar.


¿Tus clientes son de San Juan o de afuera?


Cuando yo empecé a ir a las ferias, usaba a la provincia como lugar sólo para producir. Salvo la Feria de Artesanías, a la que le tengo afecto, no encuentro en San Juan, los espacios adecuados para mostrar lo que hago. He presentado mi obra en el San Juan Diseña en cinco oportunidades y jamás me aceptaron ni me explicaron por qué quedo fuera. No lo termino de entender porque si los requisitos son originalidad, creatividad, diseño, cumplo con todo. Tengo varios proyectos con los que sueño, por ejemplo que se instaure como en Buenos Aires un "Director de autor", sin intermediarios, para que el interesado vaya, mire, elija. Eso sería fantástico para muchísimos artistas locales, que tienen premios y nivel, pero no tienen un espacio de venta ni una vidriera acorde porque lo que acá te ofrecen es una feria de un día, en donde solo hay un tablón para poner las obras, que en definitiva no le sirve a nadie porque es imposible montar semejante cantidad de objetos, pesados, de distintas dimensiones, para cuatro horas. Tampoco nos sirve el Mercado Artesanal porque hacemos cosas con conceptos diferentes, ni por supuesto nos sirve llevar las cosas a una plaza para tirarlas en una lona en el piso, eso simbólicamente hablando, es tirar el precio de nuestras obras por el piso. Es impresionante la cantidad de artistas del metal, la cerámica, la joyería y diseñadores buenos que en San Juan quedamos fuera de los circuitos. 


Paralelamente por suerte, con la pandemia se abrió una gran vidriera que son las redes sociales: allí muestro todo lo que hago en Instagram (@fontalvo_oscar), en Facebook (Era de Acuario), en Pinterest e inclusive tengo mi propio canal de Youtube (con mi nombre) para el que quiera aprender y practicar. Allí está una colección de videos que se llama Línea Continua que es un sistema en el que empiezas con un alambre interminable y podés hacer toda la figura sin cortes prácticamente, es muy lindo y solo hace falta alambre común y una pinza básica. Lo bueno es que esos canales virtuales más el encierro en la pandemia que hizo que la gente prestara más atención a las paredes de sus casas y quisieran llenarlas de objetos, embellecerlas, hizo que multiplicaran muchísimo los clientes sanjuaninos. Quizás parezca algo espiritual pero esta situación de quedarse en casa nos hizo mirarnos hacia adentro en todo sentido: así como hubo separaciones y divorcios hubo encuentros, armonía, acercamientos. También tengo obra en diferentes lugares del país.


¿Qué materiales dan vida a tus obras?


Básicamente el hierro, no hay mucho más. Puede ser de cualquier grosor, aunque prefiero el hierro redondo, las varillas lisas, no las que se usan para la construcción porque es mucho más maleable.

¿Pero también hay objetos de alambre? 


El alambre lo tomé en serio cuando iba a las ferias de muchos días, más de 10-15, en las que uno se sienta a esperar al cliente, entonces algo tiene que hacer. Eso fue antes de la pandemia, que viajaba por todo el país a ferias y exposiciones en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, Mendoza, Catamarca, por citar algunas. El alambre es un material que uno lleva para atar, para hacer detalles porque es liviano, entonces me puse a experimentar, total no tenía que soldar. Es solo pinza y creatividad. Primero hice cuadritos de cactus o de utensilios de cocina y pasaba la gente y me los compraba. Me pedían, no tenía más, les decía vuelvan en un rato y así se fue dando. Después empecé a dibujar con alambre figuras, sobre todo de la naturaleza, en 3 dimensiones: gallinas, hipopótamos, tortugas, elefantes. También una combi y una moto Siambretta que se sumaran a un teléfono con cable, un casette y otras figuras que van a formar parte de la colección Iconos. Quiero exponer, no tengo fecha aún, y será sobre esos objetos que nos movilizaron, que todos tenemos en la memoria.


¿Por qué el metal?


Esa respuesta la tiene que dar mi corazón, el metal me motiva y me da la posibilidad de hacer de todo. La verdad es que creo que tarde o temprano la "dureza" del metal cede por la creatividad. Igual me gustan otros materiales como la madera y ahora, con mi pareja vamos a empezar a trabajar metal y cerámica. Comenzamos con un pez en el que se van a fusionar ambos materiales. 


¿Qué hace falta en tu trabajo: más fuerza o destreza que paciencia?


Diría que hacen falta las herramientas fundamentales, desde un buen equipo de soldar, una pinza que doble bien, una sierra que corte, una amoladora, una morsa, un martillo hasta guantes y lentes para protegerse. Pero fundamentalmente yo diría que no es cuestión de tanta fuerza, si de paciencia para entender que esto no se hace en un día, qué surgen problemas y siempre hay una solución. Algunos lo llaman terapia, para mí es el trabajo que encontré para "arreglarme" a mí mismo, diría que es el secreto para ser feliz, haciendo. Es mi cable a tierra. Quizás por eso nunca dejé de hacer arte. Lamentablemente el sistema educativo no entiende qué el arte no es un un fruto del árbol, sino que es la raíz del árbol y no hablo de pintura, escultura, poesía sino que hablo de todo lo que se moviliza cuando empezás a hacer arte. Si eso pasara, el mundo sería muy distinto.

 ¿Estudiaste arte? 


Soy de los que empieza una obra con un dibujo en tiza. Es la forma que encontré porque no he estudiado, todo es experiencia y algunas personas que he ido encontrando en el camino que me han ayudado desde escultores en Colombia que me dieron herramientas y que incluso analizaron mi obra, en San Juan un amigo Fermín Femenía hasta una artista plástica sanjuanina que me ha ayudado mucho. Uno va tomando esos aportes pero en realidad el camino lo va armando uno mismo, con lo que va haciendo, en ese recorrido, seguro aparecen ideas, métodos, inclusive herramientas que a veces no tengo y voy construyendo. Así voy creciendo. Mi obra se basa en el movimiento, en la línea pero también hay características muy lúdicas con personajes que parecen niños pero a su vez atraen e identifican a los adultos. Por ejemplo tengo un cuadro que se llama "El reparador de corazones'', que me lo compraron para el consultorio de un cirujano cardiovascular pero otra lo persona, me lo pidió para una adolescente. Todo depende de cómo se mire.

Mundo Fontalvo. Silla de playa o reposeras, cuadros y objetos de decoración, una mesa con base de un sol -la figura preferida de Fontalvo-, sillas y hasta un portón de 3,40 metros x 2 metros de alto intervenido con piezas lúdicas especialmente realizado para el predio de Títeres En Serio (TES), el teatro que David Gardiol tiene en Rivadavia, son algunas de las obras de Oscar. El mismo dice que no tiene límites. Que puede hacer con hierro, lo que le pidan. Es más, dice que lo que más le gusta es que le planteen desafíos y que esto quede librado a su creatividad y a la exploración de posibilidades. "Al principio me entra un poco de pánico, después charlando descubro lo que el cliente quiere y luego todo es cuestión de creación y difrute'', explica.