
Ing. Simón Tornello – AER Calingasta (Última parte).
La viticultura cuyana se caracteriza por escalas pequeñas, con un modelo de producción mano de obra intensiva. Casi el 77% de los viñedos tienen superficies iguales o inferiores a las 10 hectáreas. Alrededor de dos tercios de los costos de producción se explican por la mano de obra, principalmente en la cosecha y poda. Asimismo, una proporción mayoritaria de la uva se destina a vinos genéricos y mostos en mercados con un alto nivel de concentración. Estos y otros factores dan como resultado una baja rentabilidad en el sector primario, que no llega a ser compensada por los altos rendimientos, producto de las óptimas condiciones agroclimáticas de San Juan.
Resulta imperativo generar cambios que profundicen cómo producir, avanzando en la mecanización y en nuevas formas de organización. En el mundo existen algunas pistas que permiten pensar en una viticultura con viticultores, y con escalas similares a las nuestras. No se trata de seguir recetas foráneas, sino adecuar ciertos principios al contexto y a nuestras particularidades.
Un ejemplo
En una entrega anterior hablamos del origen, la función y la distribución de las Cooperativas de Utilización de Maquinaria Agrícola (CUMA) en Francia. También compartíamos una serie de testimonios de cómo estas estructuras permiten que productores de diferentes escalas productivas (incluso muy pequeñas) accedan a maquinarias que de manera particular sería impensable.
De dichas experiencias, resulta interesante destacar que el surgimiento de nuevas tecnologías en los diferentes sectores de la producción agropecuaria fue condicionando los tipos de CUMA que surgían en el territorio. Así, con la aparición de las cosechadoras mecánicas de vid en la década del ’80, se conformaron numerosas cooperativas que permitían resolver problemáticas relacionadas a la escasez relativa de mano de obra.
Un caso es el de Silvie, viticultora de Burdeos, quien recordaba que en sus comienzos "uno de nuestros problemas era la mano de obra, difícil de conseguir y cara, hoy somos 6 socios con 90 hectáreas en total, nosotros tenemos 12 hectáreas, el más grande, 24 hectáreas; el resto entre, 5 y 10 hectáreas". Todas las tareas de los viñedos la realizan en CUMA, lo cual les permitió disponer de más tiempo para avanzar en la elaboración de vinos y en la comercialización.
La clave
Otro factor clave de esta organización es su versatilidad ante características productivas y escenarios prediales muy diversos. Los adherentes no están obligados a participar en todas las actividades que realiza la organización sino en aquellas que les resulta útiles. Una CUMA, por ejemplo, puede poseer herramientas de poda mecánica, laboreo de suelos y cosecha, pero un adherente solo participa en la compra y utilización de la cosechadora mecánica.
Por último, para cubrir los gastos y mantener la estructura funcional, cada socio paga una factura anual por las maquinarias utilizadas. Los costos considerandos componentes (fijos y variables) que implican un costo unitario en función del tiempo de uso. Es decir, hay una base para todos por igual(pago de créditos, seguros, mantenimiento, amortización, etc.), luego un monto adicional en función de la cantidad de unidades de trabajo realizado en el año (horas, hectáreas, etc.).
En definitiva, esta forma de agricultura colectiva, permite a sus socios desarrollar actividades de manera autónoma, accediendo a tecnologías que su escala productiva no permite amortizar individualmente. Al mismo tiempo fortalece un capital social, que dinamiza el desarrollo de los territorios y diversificalas actividades de los productores en función de sus capacidades.
Promover el cooperativismo
Cabe recordar que el término "cooperativa" designa una asociación autónoma de personas unidas voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales en común a través de una empresa de propiedad conjunta, y de gestión democrática.
La Federación de Cooperativas Agropecuaria Fecoagro Ltda. es una entidad de segundo grado con más de 30 años de vida y creada por el ingeniero agrónomo Monseñor Jorge Lona, inicialmente junto a un buen testimonio del resultado con unas 30 cooperativas asociadas y unas 550 familias dedicadas fundamentalmente a multiplicar y comercializar semillas hortícolas y forrajeras.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca la importancia de las cooperativas en la generación de empleos y para ello recomienda promover:
* Los valores cooperativos de autoayuda, responsabilidad personal, democracia, igualdad, equidad y solidaridad.
* Una ética fundada en la honestidad, transparencia, responsabilidad social e interés por los demás.
* Desarrollar capacidades en el campo de los recursos humanos y fomentar el conocimiento de los valores del movimiento cooperativo, así como de sus ventajas y beneficios, mediante la educación y la formación.
*Fortalecer su competitividad y acceder a los mercados y al financiamiento institucional.
* Debería alentarse la adopción de medidas especiales que capaciten a las cooperativas, como empresas y organizaciones inspiradas en la solidaridad, para responder a las necesidades de sus socios y de la sociedad, incluidas las necesidades de los grupos desfavorecidos, con miras a lograr su inclusión social.