El testimonio empresarial de la familia Ighani es clave para entender la posibilidad de crecimiento de un pequeño o mediano productor apostando a este cultivo. El secreto es el mismo que exige hoy la agricultura 4.0 y el futuro de los agronegocios a toda la humanidad: "Aprender a desaprender para volver a aprender".
Marcelo Ighani trajo las primeras semillas desde Irán, y años más tardes las yemas en una papa para injertar. Luego comenzaron reconvirtiendo su finca a pistacho. Cada año sumaban superficie hasta completar las primeras 50 hectáreas de monte frutal con el que fueron aprendiendo el manejo local de lo aprendido de sus antepasados. Lo propio hizo junto a su familia con el procesamiento y agregado de valor en su planta diseñada con mucho ingenio para un mediano agroindustrial.
VIVERISTAS
"En el año 2015 arrancamos con el invernadero primero para nosotros e inmediatamente para vender plantas. Comenzamos con 10 mil plantines y año a año duplicamos la apuesta: 20 mil en el 2016. 40 mil en el 2017, el año pasado hicimos 80 mil y este año ampliamos a 160 mil; para plantar cerca de 500 hectáreas nuevas en San Juan", comentó orgulloso Marcelo Ighani en la recorrida.
"El crecimiento de la demanda de plantas es abismal por la cantidad de gente que ha fracasado con todo tipo de cultivos y hoy vienen al pistacho. Ahora importaremos un invernadero desde Estados Unidos para mejorar la productividad y calidad en plantas de semillas certificadas", afirmó.
"Yo estoy muy satisfecho por los resultados de esta actividad. Al principio no creían en esta actividad. Ahora vienen incluso los mismos empresarios paseros a esta actividad para plantar pistacho", afirmó.
Y remarcó: "estimo que en unos 15 años más la vitivinicultura en San Juan desaparece y nos dedicaremos a este cultivo muy rentable y sin techo en materia de consumo. Estoy convencido de que cambiaremos la historia de San Juan y esto es lo importante".
Consultados por el origen de los inversores y el destino de los plantines explicó: "Hoy nuestras estimaciones suman más de 3.000 hectáreas plantadas o a implantar en la provincia. Hasta ahora vienen originándose mayoritariamente por parte de empresarios bonaerense y el destino es mayoritariamente San Juan y el norte mendocino".
"En nuestro caso estamos triplicando la superficie cultivada", explicó el empresario quien en estas páginas mostró sus cultivos de su nueva finca de 50 hectáreas cercana al Cerrillo agregando: "el año pasado comenzamos también con cultivos en Las Casuarinas y este año adquirimos Finca Los Algarrobos en 25 de Mayo en un plan de expansión de nuestros cultivos".
"Hoy gracias a Dios vienen todo tipo de inversores. De 5 a más de 100 hectáreas. Lo importante es que estén convencidos de un cultivo que si bien tiene sus mejores rindes en suelos franco arenosos o franco pedregosos", explicó ampliando: "es bueno todo terreno con buen drenaje. No así con mucha revenición, salinos o pesados".
Respecto de los costos reiteró: "Hoy tenemos todas las plantas vendidas. También ya vendimos toda la última cosecha y el 80% de la cosecha de pistachos del año próximo".
"Hoy una planta encargada con un año de anterioridad tiene un costo de U$S 7. Hemos reducidos los costos financieros, ya que hacer un plantín nos demanda unos 5 meses. Acá germinamos las semillas y acompañamos su crecimiento y 'rusticación' hasta su traslado a finca", indicó finalmente este inmigrante empresario que, en los últimos 30 años, ha demostrado a San Juan los resultados de su pasión emprendedora.
EN NÚMEROS
4.200 dólares cuesta hoy plantar una hectárea de pistacho incluyendo las plantas, tutores y la mano de obra para el hoyado.
4.000 kilogramos por hectárea es el rinde promedio anual para las zonas óptimas de San Juan y de 3.500 para las menos propicias.
11 dólares por kilogramo es el precio del mercado mundial del pistacho tostado y salado para snacks y 26 para la pulpa.
