Actualmente existen muchos intereses encontrados en Rumania. Muchas voces se encuentran a favor del desarrollo de la megaminería en la zona rural de Transilvania llamada Rosia Montana. Mientras que muchos otros se oponen al desarrollo de esta industria motivados por la protección de Valle y de las reliquias arqueológicas mineras de más de 2.000 años de antigüedad.
Al parecer los valores del oro y de la plata en el mercado hacen que las presiones de la empresa a cargo del yacimiento y el gobierno rumano arremetan para poder instalar definitivamente esta mina metalífera. Una mina de oro puede generar empleo y riqueza en la zona, dicen los defensores. Pero también podría acabar con lo que queda de su historia -dicen los que se oponen- incluyendo sus antiguos túneles mineros romanos.
Los críticos dicen que la mina destruiría una gran variedad de reliquias, además de poner en peligro a las personas y la vida silvestre con cianuro de relaves almacenados detrás de una presa de 590 metros de altura. Esta controversia se ha estado gestando durante años, con una empresa canadiense presionando para obtener el derecho a la inmensa mina de oro Rosia Montana y las reservas de plata, que se creen las más grandes de Europa.
Una coalición de residentes locales, académicos, ambientalistas, ha defendido sus intereses basados en la unión. Pero ahora, debido a que los precios del oro y la plata se elevan a máximos históricos, el retorno de la minería de Rosia Montana podría estar ganando impulso.
Recientemente el presidente rumano, Traian Basescu, dijo: “Es en interés de Rumanía que la minería del oro comenzará lo más rápidamente posible”. Lo que sonó como música para los oídos de la empresa Rosia Montana Gold Corp, compañía a cargo del megaproyecto minero, la cual se conforma en un 80 por ciento por capitales canadienses y un 20 por ciento de participación de capitales rumanos.
El presidente rumano recientemente también expresó: “Cualquier país que posea recursos naturales renovables o no, debe utilizarlos” y a su vez lamentó que el proyecto “se haya encontrado enterrado desde 1997 debido a un gran número de cobardías políticas”.
Aparte de la ecología, muchos críticos de la mina también están motivados por la historia del área. “Estamos perdiendo monumentos arqueológicos únicos”, dijo el director del Museo Nacional de Historia de Transilvania. “Yo no estoy en contra de la minería en general, mi padre era un ingeniero de minas, pero la destrucción de Rosia Montana es un crimen desde todos los puntos de vista”, concluyó el director.
En respuesta, Rosia Montana Gold Corp ha realizado esfuerzos para tranquilizar a los rumanos. La compañía ha invertido 10 millones de dólares en un programa arqueológico propio. Además se ha previsto invertir 35 millones de dólares más para el mismo programa. También se ha comprometido a proteger los edificios históricos principales en el campus de la minería (uno de los antiguos túneles romanos también se guardará). Y, para abordar las preocupaciones ambientales, la compañía dice que sólo usará las tecnologías más seguras de cianuro para la lixiviación del oro.
Corazones y mentes no son las únicas cosas que la compañía debe ganar en Rumania, ya que necesita obtener toda la tierra dentro de la zona industrial propuesta, y posee en la actualidad sólo el 60 por ciento de la misma.

