Sorprendente, antigua, majestuosa, tóxica e increíble, son algunas de las características que revisten a la mina Almadén. Este increíble yacimiento está ubicado en Ciudad Real, España. Es considerada como la segunda mayor anomalía terrestre del mundo detrás del núcleo de la tierra. La concentración de mercurio en este yacimiento ha sido tan abundante que se ha explotado desde la época de Cristo hasta 2002. Tan impresionante ha sido la magnitud productiva de esta mina, que de sus entrañas se ha extraído una tercera parte del mercurio que ha consumido toda la humanidad.
Fue en principio explotado por los romanos, que le dieron el nombre de Sisapo. Posteriormente fueron los árabes quienes aprovecharon el mineral de esta extraordinaria mina. Estos fueron quienes le dieron el nombre de Almadén, que significa, precisamente, mina. En la zona de Almadén existen otros yacimientos de mercurio de menor importancia como son El Entredicho, Las Cuevas, La Concepción Vieja y la Concepción Nueva. La producción conjunta de todos estos yacimientos se estima que asciende a unos 700.000 frascos de mercurio, algo menos que la décima parte del contenido de Almadén, lo que da idea de su excepcionalidad productiva.
Desde 2002 las minas se encuentran clausuradas debido a la caída del precio del mercurio en el mercado mundial, debido a la reducción de su uso por la elevada toxicidad. De hecho, actualmente la mayoría de los termómetros son eléctricos o de alcohol tintado, aunque en ensayos científicos se usan los de mercurio por su mayor precisión. No obstante, se encuentran en perfecto estado y en condiciones de abrirse de nuevo en el caso de que vuelva a ser rentable su explotación.
En 2006 las puertas de la mina de Almadén fueron abiertas al público para poder visitarlas y poder disfrutar de la experiencia de bajar a 50 metros y ver cómo era la mina miles de años atrás y como fue explotada con las tecnologías de cada una de las épocas en las que se extrajo el cuestionado mineral.
En todos los yacimientos de Almadén el mineral principal es el cinabrio (sulfuro de mercurio) con su característico color rojo bermellón, presentándose casi siempre masivo y raramente cristalizado. La otra mena, aunque difícilmente recuperable por su movilidad, es el mercurio nativo, con todas las particularidades que lo revisten.
El yacimiento de Almadén se formó hace unos 430 millones de años, cuando las cuarcitas que hoy forman su subsuelo se estaban depositando bajo el mar, en una plataforma continental de poca profundidad. Contemporáneamente con este episodio sedimentario surgió un volcanismo profundo de tipo básico que arrastró el mercurio desde las entrañas de la Tierra. El mercurio se combinó con el azufre, en parte de origen profundo y en otra marino, formando el cinabrio que posteriormente mineralizó la cuarcita.
Dicho mineral, en aquel momento, era una especie de arena permeable que permitió el paso de las soluciones circulantes que transportaban el cinabrio, empapándose de él. Luego la roca se compactó y dio lugar a la cuarcita de criadero, como actualmente se encuentra.

