Nueva alternativa para la remediación ambiental en yacimientos mineros: La fabricación de ladrillos y bloques en base al material estéril de las escombreras. La primera experiencia se concretó hace tres meses con material del yacimiento santacruceño Cerro Vanguardia.
El estéril de una mina es todo material sin valor económico (pueden ser rocas o capas superficiales de suelos) extraído para permitir la explotación del mineral útil. Su acumulación se efectúa en lo que conoce como escombreras, una especie de montículos que ocupan espacio y modifican el paisaje si no tienen un proceso de revegetación o utilidad específica alguna. Este último caso, la razón a considerar por la que estos ladrillos puedan convertirse en un futuro no tan lejano, en la alternativa medioambiental para yacimientos con procesos de explotación similares.
Juan Carlos Berasaluce es el hacedor de esta idea y explicó que desde el 2002 venía pensando en un proyecto mediante el cual pudiese dar utilidad a algo descartable; Cerro Vanguardia le brindó esa oportunidad. Como agrimensor, fue empleado, contratista y actualmente proveedor de la industria minera, lo que lo convierte en un conocedor del rubro. “Yo pensaba combinar el material de las escombreras con un caolín y hacer otro tipo de producto, pero la investigación más la experiencia en campo llevaron al desarrollo de los ladrillos. El producto es en base a la inhimbrita presente en el material de la mina, la que a su vez contiene sílice y arcilla, todo esto combinado con cemento lo convierte en una mezcla ideal para los ladrillos”, detalló Berasaluce. Luego de las pruebas de rigor, el santacruceño desarrolló el proyecto y solicitó a las autoridades de la mina la posibilidad de poder contar con el estéril para la producción de ladrillos. Tras la obtención del permiso para la extracción del material, surgió Block Sur, el emprendimiento con el que Berasaluce comenzó a fabricar los ladrillos y bloques. Según comentó, entre sus características destacan sus propiedades térmicas y un particular color roca que lo convierte en estético sin necesidad de revoques o pintura, particularidad que reduce considerablemente los costos de construcción. Por otra parte, los ladrillos son modulares, es decir que encastran entre sí (es comparable con un ladrillito Rasti) por lo que la utilización de cemento en las uniones es mucho menor que respecto a un ladrillo tradicional.
Además de reutilizar un material que descartó otra industria, el costado ecológico de estos bloques modulares se encuentra en su proceso de producción, pues su secado se efectúa mediante un curado húmedo al vapor. De esta manera se evita el uso de combustibles como en la mayoría de los procesos de manufactura de ladrillos.
Actualmente el mercado del producto se concentra en Puerto San Julián, pero la aspiración de este emprendedor es traspasar las fronteras y llegar a otras provincias. La capacidad actual de producción de la planta es de 3.600 bloques diarios, equivalente a lo que consumiría una casa de 60 metros cuadrados, empleando para ese volumen a 5 personas.